La fosa común de Tenorio fue destruida y los cadáveres se perdieron en el osario

La Voz

DEZA

22 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La exhumación de la fosa de Curro, en Barro, es la undécima que realiza en Galicia la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y, según explicó ayer, su vicepresidente, Santiago Macías, los cadáveres localizados en ocho de ellas están todos identificados.

La fosa común que ya no se podrá excavar es la de Tenorio, en Cotobade, porque está destruida. La ARMH realizó hace un mes una cata en el recinto del cementerio parroquial, donde se suponía que estaban enterradas once personas fusiladas de Lalín y Arbo. En esa prospección se comprobó que la construcción de una hilera de nichos se había llevado por delante la fosa. Se cree que sucedió hace ya cuatro décadas y los huesos encontrados en aquella ampliación del cementerio habrían sido depositados en el osario, mezclados y revueltos con otros, y sin posibilidad de identificarlos para recuperarlos.

Fusilados

Según la información recopilada por historiadores y Testimonios orales, el 9 de noviembre de 1936 fueron asesinadas en Tenorio once personas. Seis vecinos de Lalín: Luis Frade pazos. José Luis Bermúdez, Ramiro Granja González, Luis Varela Sobrado, José maría Montouto y Eliseo Garra. Y otros cinco de Arbo: Telmo Rodríguez Alonso,, Juan José Pérez, José Gómez Sampayo, Antonio Picallo Buela Y Alfonso Alonso Portugués.

La documentación recoge que eran republicanos presos en la Illa de San Simón, sacados por falangistas la noche del 8 de noviembre de 1936 con el pretexto de ser trasladados a la prisión de Ponte Caldelas.

la expedición partió de Redondela y al llegar a Volta do Couto, en Tenorio, les ordenaron bajar y allí abrieron fuego contra ellos.

Los falangistas fueron por las casas de la aldea de Filgueira llamando a las puertas para que los vecinos prepararan un carro con paja para trasladar los cadáveres y el alcalde de barrio de Tenorio se encargó del enterramiento. Los taparon con una sábana que mandó traer el cura y les dieron sepultura en una fosa común dentro del camposanto.

La fosa figuraba en el auto del juez Garzón como la de Xeve, en Pontevedra, por un error inicial de localización.