La historia del hospitalillo de Lalín revive en un libro

Javier Benito
J. Benito LALÍN / LA VOZ

DEZA

Imagen histórica del hospitalillo de Lalín, que contaba con seis camas y funcionó pocos meses.
Imagen histórica del hospitalillo de Lalín, que contaba con seis camas y funcionó pocos meses.

Emigrantes lalinenses pagaron el centro abierto en 1922 y que cerró en pocos meses por el coste de funcionamiento

09 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Uno de los hechos que marcan la historia del siglo XX en Lalín fue la construcción del denominado hospitalillo, después reconvertido en centro escolar. Un edificio cuyo protagonismo ha vuelto a la palestra en el libro «Historia da emigración pontevedresa en Bos Aires», editado por la Diputación y coordinado por el periodista Martín Vizoso, con trabajos de Xosé Malheiro, Rocío Botana, María del Pilar Rojo, Pilar Cagiao y Xosé M. Núñez. Uno de los capítulos incide en el proceso vivido en Deza y Tabeirós-Terra de Montes.

En el caso dezano la historia de intervención societaria arranca en 1904 en Buenos Aires, cuando emigrantes lalinenses acuerdan construir un cementerio en su villa natal. Lo entregaron al Concello en 1908. Fue el núcleo de la asociación Hijos del Partido de Lalín. En ese mismo año comienza a gestarse el proyecto de levantar un hospital desde esa sociedad, presidida por Benito Neira y que aglutina a emigrantes de seis concellos.

Los integrantes en la asociación eran casi todos lalinenses (69,6 %), seguidos de Agolada (9,8 %). El objetivo que se marcaron era construir un hospital y asilo de caridad en Lalín para asistir a los enfermos pobres, además de prestar servicios al resto de vecinos que pudieran pagar. Buscaron para ello financiación de emigrantes del resto de Argentina y otros países, como en Cuba, gestándose la sociedad Hijos del Partido de Lalín en La Habana.

La sociedad decidió que el centro sería de su titularidad aunque con la posibilidad de entregarlo al obispado de Lugo o a las autoridades lalinenses si se comprometían a su sostenimiento. Además se preveía una escuela de primeras letras atendida por religiosas. El hospitalillo se inauguró en 1922 tras problemas humanos y materiales, con menos dotación de la prevista. Era un dispensario con seis camas y un médico al frente. Cerró a los pocos meses por las dificultades para financiar su mantenimiento.

Tras esa efímera vida como dispensario, el edificio se convierte en centro escolar en 1924. Ya al año siguiente contaba con una matrícula de setenta alumnos. De su dirección se encargaba Hernán Poza Juncal, profesor perteneciente a una familia de tradición republicana y liberal, que tuvo que emigrar a Estados Unidos tras la Guerra Civil. Poza llevó un soplo de modernidad pedagógica a Lalín, creó una huerta escolar con apoyo de José López. Pero la escuela se tuvo que cerrar en los años 30 por el elevado coste.