La intendencia de las fiestas de As Dores en Lalín exigió, entre otras labores, la colocación de unas 130 vallas de señalización en distintos puntos de la villa. Unas vallas que sirvieron para cortar calles, regular el tráfico y facilitar la marcha de la procesión, entre otras cosas.
Acabadas las fiestas a los trabajadores del Concello les tocaron los trabajos de recogida. El problema se repite cada vez que ocurre un acto de este tipo y es que no siempre es fácil que las cuentas salgan y el numero de vallas recogidas coincida escrupulosamente con el de las vallas colocadas en su día.
Y eso que los trabajadores municipales se las saben todas. Algunas fueron recogidas en solares, otras acabaron en el medio de algún zarzal.
Hay veces que buscando, buscando, alguna hasta es sacada del lago. Unas son cambiadas de sitio por conductores que quieren acceder a una calle cortada y otras son llevadas por algunos seguramente en plena euforia festiva. A última hora de la mañana, ayer aún faltaban dos vallas para completar el cupo.