Un paseo sin asomo de ABS

Olimpio Pelayo Arca Camba
o. p. arca LALÍN / LA VOZ

DEZA

miguel souto

Sesenta coches clásicos participaron en una ruta que les llevó de Lalín al monasterio de Aciveiro (Forcarei), tras visitar el pazo de Santa Cruz de Ribadulla y atravesar A Estrada

12 mar 2015 . Actualizado a las 17:20 h.

Un total de 60 coches clásicos participaron ayer en la concentración y ruta que organizó por quinto año consecutivo la Escudería O Toxo de Lalín, para poner fin a la Semana do Coche Clásico. Eran mayoría los lalinenses y dezanos, pero también se acercaron aficionados con sus cuidados vehículos desde Narón, A Coruña y O Carballiño, para compartir una jornada de anécdotas con olor a gasolina. Porque entre los coches que miden su antigüedad por varias décadas, los diésel son rara avis; «Creo que había só un, un Mercedes Colas», señalaba al término de la jornada el lalinense Jorge González. Era la excepción en el amplio conjunto integrado por Mercedes 220, 280 o un 190 2.3 16 válvulas, uno de los deportivos que pudieron verse por las carreteras de Deza y Tabeirós, junto a un Porsche 928, un BMW 850, un Pontiac Trans-Am o varios Mini Cooper, Simca Rallye o Seat 124 Sport, junto a clásicos nacionales, como Renault 8 ó 124. También Citroën, desde un Pato hasta Ligero, C-15, Tiburón y algún Dyane 6; y así, hasta llegar a 60. Todos ellos se concentraron en el centro comercial Pontiñas, y partieron para visitar el pazo de Santa Cruz de Ribadulla; de allí, hacia A Estrada por Paradela ?el recorrido tradicional de la Subida?, y tras atravesar la localidad, rumbo al monasterio de Aciveiro, donde se celebró la comida. Volver al pasado Una jornada tranquila, sin sustos para unas mecánicas vetustas, pero conservadas: solo algún apuro en la primera arrancada de la mañana, con algún carburador por varillas que se resistía. Y luego, a rodar con la sensación de volver 40 años atrás. Como comenta Jorge González «é unha sensación bonita. Non ten nada que ver cun coche actual: non hai ABS, nin control de tracción ou estabilidade, é unha conducción máis auténtica. Podes ir rodando como calquera, pero con máis sensación de velocidade. Entra o aire por todos os sitios, parece que volviches para atrás». Ayer hizo el recorrido con su Renault 4, un coche más tranquilo que el Ford Capri que también atesora: «A xente afeita a andar cun coche vello, colle os de agora e pégalle a risa. Nos coches de antes había ter mans, máis idea do que levabas. Moitos eran tracción traseira, sin control de tracción nin estabilidade, había que ir moito máis pendiente de conducir. Hoxe parece que van solos», concluye.