«Cuando abrí, en el 93, se asociaba naturista con algo de brujería»

amelia ferreiroa LALÍN / LA VOZ

DEZA

No esconde que el inicio fue complejo y «pensé en arrojar la toalla»

09 nov 2014 . Actualizado a las 05:05 h.

Fue de una de las pioneras en Lalín en apostar por las alternativas naturales y lo hizo, un poco, por casualidad. Benedicta Carlín Gago (Vila de Cruces) tenía muy claro que necesitaba estar activa fuera de casa.

-Acababa de llegar de Francia y hablando con mi asesora, que me estaba tramitando una serie de papeles, le comenté que quería poner en marcha algo diferente y ella me sugirió una tienda naturista. La idea no me disgustó, comencé a indagar, a informarme y supe que en la panadería y pastelería del Maño, hoy desaparecida, tenían una pequeña variedad de productos pero me pareció un negocio innovador y me decidí a abrir.

-Y aquí continúa. ¿Qué recuerda de aquellos comienzos?

-Cuando abrí, en el año 1993, se asociaba naturista con algo de brujería y me hacían determinadas preguntas... La mayoría no tenía una visión clara de lo que se ofrecía en la tienda. Afortunadamente las cosas fueron evolucionando y en positivo pero también te digo que los comienzos fueron muy complicados y los primeros años a punto estuve, en varias ocasiones, de tirar la toalla. Centré mis esfuerzos en prepararme, en asistir a distintos cursos sobre dietética y a profundizar en el conocimiento de las propiedades de las plantas.

-¿Qué era lo que se vendía por aquel entonces?

-Lo primero es que se vendía bien poco. Mira, si conseguía vender una jalea real, ¡que contenta me ponía! Recuerdo que el primer año hice solamente para reponer mercancía, nada más. Cierto que también en las estanterías de la tienda no había mucha variedad, pero es que tampoco pedían mucho más allá de los productos básicos que encuentras en cualquier tienda naturista. Los productos que estaban al alcance del cliente eran fundamentalmente jalea real, levadura de cerveza, germen de trigo, botes de todo tipo de plantas, lecitina de soja además de tintes y cosmética natural.

-¿El cliente sabía exactamente lo que quería comprar?

-Al igual que en la actualidad, hay y había de todo. Recuerdo que había clientes que llegaban en busca de determinados productos que ya conocían debido a que en Santiago existía un buen puñado de herbolarios. En Lalín fuimos de los primeros en abrir una tienda de estas características pero en las villas y ciudades era ya un sector en expansión en al año 1993. Es cierto que la tienda siempre fue conocida al tratarse de una novedad por aquel entonces, pero tardé dos o tres años en arrancar. Los comienzos no son fáciles; creo que para nadie.

-¿Qué perfil tiene su clientela?

-Es un perfil variopinto. Tengo clientela de todas las edades. La gente llega buscando un determinado producto que le alivie un problema o dolencia determinada. Tengo clientes que vienen buscando consejo pero una amplia mayoría sabe perfectamente lo que desea. Viene a tiro fijo y solo compra lo que viene buscando.

-¿Medicina tradicional o naturista?

-Creo que ambas son perfectamente compatibles. Obviamente si llega a la tienda una persona con una determinada dolencia cardíaca pienso que el médico de cabecera o el especialista es quien debe decidir al respecto. Lo mismo ocurre, por ejemplo, si se presenta una persona aquejada de una depresión o con un problema de nervios. Siempre que exista un tratamiento previo al que el paciente está siendo sometido le recomiendo que continúe con el mismo y se mantenga a expensas de lo que le prescriba su médico de cabecera.

benedicta carlín gago dueña de mandel, tienda naturista de lalín

«El primer año hice solamente para reponer mercancía. Se vendía bien poco»

«El cliente viene buscando un producto que le alivie un problema o dolencia»