El secretario del colegio de Vilatuxe lo expidió ante la desolación de un alumno que había perdido su diente caído
26 ene 2018 . Actualizado a las 08:00 h.A Aarón se le torció la mañana del miércoles. Había acudido al colegio de Vilatuxe tan contento, jugando con su incisivo izquierdo que bailaba mucho más de lo normal en los últimos días, poniéndolo fuera del labio ante sus compañeros, invitándolo a caer para dejárselo al ratoncito Pérez y esperar la correspondiente recompensa. Tanto mover su paleta de leche adelante y atrás tuvo sus frutos, y el diente cayó. Se lo guardó para llevárselo a casa, pero no pudo evitar mostrarlo como un pequeño trofeo a sus amigos. Hasta que el diente se perdió: con siete años y después de esperar pacientemente su caída para poder entregarlo al conocido ratón, ese es un disgusto de los que te amarga el día.
Así se lo encontró el maestro Pedro Fernández en el patio del colegio: cabizbajo y triste. Preguntó a Aaron qué le pasaba, y este le relató su drama. Como el diente no aparecía, Fernández lo tranquilizó con una solución haciendo valer su condición de secretario del centro: un certificado para Pérez. Se dirigió al despacho y redactó el texto, haciendo constar que al referido alumno «se lle caeu un dente no colexio, e que sen querer o extraviou. Por iso para os efectos que o Rato Pérez considere oportunos asino a presente».
El chaval volvió a casa sin diente pero con escrito. Y pudo comprobar horas después la validez del certificado del maestro. El ratón Pérez le trajo un juego para la Nintendo, y dos euros con un objetivo muy concreto: comprar una cajita donde ir guardando los sucesivos dientes de leche que le caigan, para no tener que recurrir de nuevo a certificados. También le dejó un mensaje: que le agradeciese al profesor su gestión. «¡Ojo! No te olvides de decírselo. Espero tu próximo diente pronto», firmaba Pérez.
Pedro Fernández indicaba que Aarón cumplió escrupulosamente ese encargo de agradecimiento, por un certificado mucho más agradable que otros de su trabajo diario, señala. También los padres del niño mostraban su gratitud al colegio y al profesor por ese detalle con Aarón. Y también al ratoncito Pérez, al que parecen conocer bien.