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Carolina Ojea Otero: «Decidimos emprender pero con pan, que no debería de faltar en la mesa»

amelia ferreiroa LALÍN / LA VOZ

DEZA

Miguel Souto

Pese a tiempos inciertos, y con José María Taboada, elaboran hogazas artesanales

05 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Variedades. Pan blanco, moreno y barras.

Empanadas. Atún, carne, pollo y pulpo.

En proyecto. Ampliar paulatinamente las variedades tanto de pan como de empanadas e ir introduciendo nuevas propuestas de repostería.

Ningún comienzo resulta fácil y el emprendido hace menos de un mes por José María Taboada García y Carolina Ojea Otero tampoco lo es; y mucho más complicado se presenta ante la situación sanitaria y económica que se está viviendo. Sin embargo sus deseos de aprender y de sacar adelante el proyecto les pudo, y todo con escasos conocimientos sobre el sector.

-Unha trabajadora del sector textil y un comercial de venta de harinas que abren una panadería. ¿Cómo empieza todo esto?

-(Risas). La idea de abrir la panadería partió de José María (Taboada García). Su madre regenta una tienda en Lalín, que se llama Bocadiños, y tenía problemas a la hora de recibir suministro de pan en el horario que necesitaba. Yo trabajé en el sector textil muchos años, después en una gasolinera y José María como comercial... Pensó que era momento de arriesgar y emprender algo nuevo y yo decidí secundar el proyecto. Después de cuatro años en una gasolinera y viendo sin salida y en serio riesgo nuevamente el sector textil, al que me dediqué desde jovencita, tuve claro que había que pensar en algo diferente. Nos hicimos socios propietarios José María y yo, y aquí estamos trabajando y aprendiendo día a día...

-Entiendo que con escasas nociones en la elaboración de pan.

-Ninguna. Estuvimos dos meses y medio trabajando en la recuperación del local de la panadería, que se ubica en Refoxos (Silleda), y albergara la Panadería Núñez que ya cerró sus puertas hace unos doce años e intentando ponernos al día en la elaboración del pan.

-¿Realizaron algún curso de formación?

-Nos fuimos formando nosotros mismos haciendo muchas pruebas, y contando con la inestimable colaboración y ayuda de personas que llevan muchos años en este sector como son los de Panadería Lage y la antigua dueña de Núñez. Fue un proceso en el que imperaron los nervios. Teníamos una idea de lo que queríamos pero hubo que probar mucho para lograr ese objetivo. Las masas salen pero no siempre estás satisfecho con el resultado. Ahora pienso que lo estamos pero seguimos con el mismo afán inicial de aprender.

-¿Emprender en tiempos de coronavirus es para atrevidos?

-Decidimos emprender, y no sé si realmente fue un atrevimiento, pero lo que teníamos claro era que sería con algo de comer y nada mejor que con pan que nunca debería de faltar en la mesa. Independientemente de los problemas económicos existentes en cualquier seno familiar, un trozo de pan siempre debería de estar presente.

-Panaderías y variedades de pan en la zona no faltan, ¿cuál es su oferta?

-Hemos apostado por elaborar un pan artesanal, distinto... Dicen nuestros clientes que nuestras hogazas tienen el sabor de las de antaño. Que es un pan como el de antes.

-¿Y cómo se consigue?

-Con ingredientes naturales y tradicionales: agua, levadura y una muy buena harina. Ahí está pienso el secreto del buen pan; usar en su elaboración una harina de muy buena calidad. En el mercado puedes adquirir mejorantes del pan pero nosotros no los usamos para nada. Otra de las características de nuestro pan está en su elaboración: horno de piedra y leña, justo como se hacía años atrás; y que nosotros mantenemos en la actualidad aprovechando los elementos estructurales que se mantenían existentes en el local de las antiguas instalaciones panaderas. Toda la elaboración es manual y, de momento, sacamos pan blanco, moreno además de una barritas artesanales; todo con buena salida.

«Los Melindres da Lolita, cuya receta es de mi suegra, ya se venden en un par de locales»

Panadería Serra do Candán no lleva ni un mes abierta, al haber comenzado su actividad el pasado 15 de agosto, pero su producto ya se está dando a conocer dentro y fuera de la zona.

-Estamos trabajando con pasitos pequeños, sin pisar a nadie, pero metiendo la cabeza para ir haciéndonos un hueco en este sector en el que hay muchos y buenos profesionales, y podemos presumir de que en nuestra zona se hace un muy buen pan. Nuestro producto ya se consume en el casco urbano lalinense pero también llega a parroquias como las de Gresande, Barcia o Moneixas e incluso se probó en O Carballiño. De momento el reparto lo estamos haciendo nosotros a la espera de crecer y poder contratar a una persona para esa tarea.

-Salieron las primeras empanadas e incluso melindres.

-Vamos ampliando poco a poco la variedad de producto... Llevamos poco tiempo pero es cierto que la acogida está siendo buena y los «Melindres da Lolita», que así se llaman en honor a mi suegra y con una receta suya, ya se venden en un par de locales de Lalín. La comisión de fiestas de Aciveiro encargó varios paquetes para venderlos y comenzar así a hacerse con fondos para próximos eventos. Son melindres que se venden en paquetes de medio kilo pero voy a sacarlos también en formato de 200 gramos. Son totalmente artesanales y en bolsitas cerradas con cordel de pita, como el que se usaba antaño.

-¿Qué está siendo lo más difícil de esta nueva experiencia laboral?

-Quizás trabajar de lunes a lunes.... Dormir por la tarde cuando el común de los mortales está trabajando y trabajar cuando la mayoría duerme (risas)... Pero el trabajo no me asusta y hay que hacer cambios en la vida y enfrentarse a ellos.