El título que trajo una pedida de mano

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

DEZA

Las jugadoras «abellonas», Rosalía Martínez y Judith Álvarez, se prometieron tras la final

02 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El título de campeonas de la Primera Territorial de rugbi femenino para el Coreti Lalín quedó eclipsado este sábado por la tarde sobre el césped del estadio municipal Manuel Anxo Cortizo. En plena celebración, entre abrazos, risas y alguna que otra lágrima de felicidad, de repente las miradas recalaron en una de las bandas. Una de las jugadoras del equipo rojinegro ponía rodilla en tierra y descubría ante su pareja el anillo que ocultaba en una cajita. Lo siguiente casi no hace falta decirlo, puesto que le pidió casarse con ella. Y logró una respuesta positiva no sin que pasasen algunos segundos ante la inesperada sorpresa por ese acto de amor ante decenas y decenas de personas, incrédulas ante un hecho inusual, casi insólito.

Rosalía Martínez, de 21 años y natural de Vilagarcía, fue quien protagonizó esta inusual pedida de mano. Desde poco antes de la pandemia mantiene una relación sentimental con la ourensana Judith Álvarez, de 24 años, que se oficializó en marzo del 2021. Ambas viven en Santiago pero Rosi, como le gusta que le llamen, quería dar un paso más desde hace tiempo. Buscaba un momento especial y creyó encontrarlo con la disputa de la final de la competición autonómica de rugbi, que además sería en casa. Y quiso hacerlo a la vieja usanza, «como en las películas», con el anillo de rigor.

Nadie conocía las intenciones de Rosi, que según se acercaba el día del partido asegura que se sentía cada vez más nerviosa. Ni siquiera lo compartió con alguna compañera de equipo para rebajar tensiones, porque consideró que ya tenían suficiente presión con disputar la final como para sumar un elemento más. Apuntaba tras el choque que estuvo más fallona de lo habitual, afirmando que solo se había planteado pedirle la mano a Judith si había título. «Había que ganar sí o sí», comentaba entre risas.

Segundos para procesar todo

A Judith le costó procesar durante unos segundos lo que estaba ocurriendo a sus pies, con Rosi arrodillada en el campo. «Ahora estoy muy contenta pero en ese momento me preguntaba qué había pasado, si se había lesionado y diciéndome a mí misma, Dios, esto está pasando de verdad», comenta llena de felicidad por toda una sorpresa y un paso más para afianzar su relación. Con el sí quiero les llovieron las felicitaciones de todas sus compañeras del club, esa piña abellona que ha peleado por conseguir el título por segundo año consecutivo y tener opciones de jugar la fase de ascenso. Para ellas, son como sus hermanas.

Pero detrás de esta historia de amor hay otras paralelas que también llevan a la emoción, porque Judith decidió meterse en el rugbi por su pareja. Ya conocía este deporte de ver a su hermana jugar con el Ourense, pero ella había practicado fútbol sala y natación sincronizada. Nada más lejos, sobre todo el baile en el agua, de un deporte de contacto y brega constante. Reconoce que desde el principio fue recibida como una más por sus compañeras, en una experiencia muy positiva y donde le ayudaron al máximo para ir adaptándose al rugbi.

Ambas residen en Santiago donde Rosi trabaja en el gimnasio Spagat, mientras que Judith completó la formación y comenzará en breve a realizar prácticas de panadería y repostería. En su voz se nota lo ilusionadas que están por ese proyecto en común que subirá un peldaño más con su boda. Por ahora no tienen fecha porque toca ahorrar. Quieren celebrarla rodeada de familiares y amigos, no solo una rúbrica oficial sin más. Toca preparar una gran boda abellona, como asegura Judith. Porque tras tres años vinculadas al club rojinegro lo sienten como propio. Son familia. Solo queda desearles la mayor de las felicidades.