Poke y Lune firman un mural que da a conocer al autor en su propio IES
23 jun 2023 . Actualizado a las 13:06 h.El escritor estradense Manuel García Barros (1876-1972) sigue siendo un gran desconocido para mucha gente. Todo el mundo sabe que da nombre a un IES, pero no demasiados se han preocupado por ir un poco más allá y descubrir que es el autor de obras clave de la literatura gallega como las Aventuras de Alberte Quiñoi o los Contiños da terra.
Esa es una de las razones que ha llevado a dos grafiteros estradenses a dedicarle un mural en el patio del instituto que lleva su nombre. El artífice de la idea fue Manuel Míguez Sangiao. Lo que buscaba, en primer término, era poner en valor el arte del grafiti, al que lleva enganchado un año. De paso, su idea sirvió al final para contribuir a la difusión de la figura de García barros.
Manuel, que en el mundo grafitero es Poke, estudió este curso segundo de Bachillerato en el instituto Manuel García Barros. Bachillerato de Ciencias, porque a lo que le gustaría dedicarse profesionalmente es a la nanociencia o la nanotecnología. «Mi visión del arte y del grafiti no es profesional. No quiero convertir una afición en una obligación. Quiero elegir cuándo y cómo, no sentir la obligación de hacerlo», explica el grafitero.
Poke llegó al grafiti a través del Centro Juvenil La Estación. «Si no fuera por ellos no habría empezado. No siempre es fácil que te dejen una pared para empezar, porque cuando empiezas haces unas letras mal puestas. En A Estrada, la estación es un spot legal para todo grafitero. Sus paredes siempre están a disposición del que empieza y eso es una suerte. Espero que dure mucho», comenta. «Claro que se puede trabajar de forma ilegal, pero no es lo mismo. En quince minutos puedes hacer unos huevos fritos, pero si ten dan horas puedes hacer alta cocina. Es la mejor metáfora», explica.
A Poke, que ya era aficionado al dibujo desde los nueve años, La Estación le permitió desplegar su creatividad en forma de grafiti. Ahora que está enganchado, se ha propuesto echar un cable para despojar al grafiti de sus connotaciones negativas. «Mucha gente aún lo ve como algo malo, ilegal. Quería cambiar eso», explica.
Esa es la razón por la que a principios de curso le propuso a los profesores del Bachillerato de Artes pintar un grafiti en el centro. Gracias a la complicidad de Xurxo Ínsua y Sebastián Rozas —que se encargaron de gestionarlo todo y supervisar la creación— y a la ayuda de otro alumno del centro, Luca Nehuén Barreiro, el grafiti se ha hecho realidad este final de curso. Luca —que utiliza el sobrenombre artístico de Lune— también es alumno de segundo de Bachillerato, grafitero y futuro estudiante de Escultura en la escuela de artes Pablo Picasso de A Coruña.
Entre los dos le han puesto cara a un escritor no valorado lo que debiera que este año está de centenario y que aún sigue esperando un merecido Día das Letras Galegas.