Un fotógrafo contra la satanización del Photoshop

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

Miguel souto

Felipe Souto, cazador de auroras y maestro en panorámicas, reivindica el laboratorio digital

23 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni se considera artista ni se dedica profesionalmente a la fotografía. Y sin embargo sabe más de este oficio que muchos que viven de él y firma panorámicas que han sido premiadas por prestigiosos jurados internacionales.

Para Felipe Souto Sangiao (A Estrada, 1977) la fotografía es el bálsamo que lo arranca de la rutina. De niño, como muchos, soñaba con ser bombero. De adulto cumplió su meta y sacó plaza en el sector aeronáutico. En él suma ya casi dos décadas; primero como bombero en el aeropuerto de La Palma, después en el de Peinador y desde hace unos años en el de Santiago.

Pero la fotografía y los viajes son sus otras dos grandes pasiones, que casi siempre van de la mano. Felipe ha recorrido medio mundo buscando la mejor foto y, a fuerza de formación continua, ha congelado paisajes dignos del mejor libro de viajes.

En la pandemia, aprovechando el encierro forzado y el frenazo que el mundo dio en seco, a Felipe Souto se le ocurrió matar el tiempo haciendo fotografía de puertas adentro. «Había que despejar la cabeza», dice. No podía salir a disparar, pero sí bucear en su archivo, editar fotos o probar a presentarlas a algún concurso.

Y eso fue exactamente lo que hizo. «Yo no soy un fotógrafo concursista. Hay quien hace fotos explícitamente para los concursos, incluso estudiando el jurado y eligiendo qué presentar en función de los miembros o el soporte de visualización. Yo no», explica Felipe.

Sin embargo, en los concursos a los que se presentó, el trabajo del artista fue reconocido hasta por triplicado. Como en el certamen Epson de fotografía panorámica del 2020, en el que 1.452 fotógrafos de 96 países presentaron 5.800 fotos. Felipe Souto hizo pleno con sus tres fotografías y consiguió dos medallas de plata y una de bronce. Las de plata, con una aurora boreal sobre el puente de Hamnoy y una imagen del embarcadero de SakrisOy, las dos en las islas Lofoten (Noruega). La de bronce, con un amanecer en Bagan, en la antigua Birmania.

En la edición del año siguiente del concurso, Felipe mejoró su marca. No solo logró tres platas y cuatro bronces, sino que además consiguió que una de sus fotografías —de unos bancales de cultivo en el rural vietnamita— se incluyese en el Top 50 mundial de la fotografía panorámica. Estampas como esa solo son posibles saliéndose de los caminos trillados, como le gusta hacer a Felipe, que recorrió en moto con su pareja el noroeste de Vietnam.

El otro premio del estradense fue en el concurso de fotografía Trierenberg Super Circuit, un prestigioso certamen internacional celebrado en de Linz (Austria) y equiparable, según los entendidos, a los Óscar en cine. De nuevo la foto de una aurora boreal que Felipe tomó en las islas Lofoten se impuso en la categoría de panorámicas. Capturarla, a 25 grados bajo cero, no fue sencillo.

Todas las fotos premiadas están retocadas con el Photoshop, del que Felipe Souto es un gran defensor. «El Photoshop está demonizado. Parece que si lo utilizas la foto pierde el mérito, pero para mí es fundamental, usado con sutileza. Es como el maquillaje: puedes ir como un carnaval o maquillado de una forma delicada y generar dudas», explica. «Si usas cámara digital, tienes que usar Photoshop. Tienen que ir hermanados. Con el laboratorio químico también se procesaba: se usaban quemados, reservas... De hecho los grandes fotógrafos, como Cristina García Rodero o James Nachtwey, tienen su propio técnico de laboratorio», defiende el fotógrafo.

«Otra cosa es cómo usar el Photoshop. Yo soy defensor de los ajustes de luz, brillo, contraste o del enfoque. La manipulación es otra cosa, aunque en fotografía siempre existe algo de manipulación. La propia cámara, a no ser que uses una lente que capte como el ojo humano, distorsiona la realidad. Es algo que genera mucho debate en los concursos. Debería dejarse claro lo que se permite y lo que no. Y ahora más que nunca con la inteligencia artificial. Ya ha ganado un concurso una foto hecha por una inteligencia artificial», comenta.

«En el reportaje documental, por ejemplo, yo no recorto. Prefiero esmerarme en el encuadre. Pero sí utilizo el procesado. Si no lo usas te estás limitando. No aprovechas todo el potencial. Sería como tener un Ferrari con el motor de un Renault», ejemplifica. «En fotografía nocturna, por ejemplo, el rango dinámico del ojo humano es mayor que el de la cámara, así que hay que aprovechar todos los recursos que te da la fotografía», explica.

Sueño romántico

El sueño romántico de Felipe Souto es ser fotógrafo de guerra. El fotoperiodismo y el retrato son su debilidad, aunque por el momento es feliz capturando Vías Lácteas, auroras boreales y paisajes vírgenes en sus vacaciones alrededor del mundo. Ha estado en Birmania, Vietnam, Islandia, Eslovenia, las islas Lofoten, la Patagonia chilena y argentina o los estados de Utah, Nuevo México, Arizona y Nevada. «Estados Unidos es una mina de oro para un fotógrafo. En la zona oeste hay parques nacionales por doquier. Es el top para la foto de paisaje», asegura. El próximo octubre volverá a hacer las maletas. Repetirá en Islandia, buscando de nuevo la aurora perfecta.