«El taller de iniciación al cuero no es al uso, es para disfrutarlo y crear»

amelia ferreiroa LALÍN / LA VOZ

DEZA

Miguel souto

Acaba de inaugurar un espacio de venta que complementa con talleres de aprendizaje

04 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia de vida de Sandra Beatriz Sandoval es de esfuerzo, superación y emprendimiento. Mujer de sonrisa jovial, de cálidos recuerdos de viento y arena, y de verdes y ocres que tiñen los paisajes de las tierras del interior, acaba de emprender un proyecto empresarial en forma de tienda-obradoiro en las Galerías Higinio de Lalín, bajo el nombre de Marearte. Sandra nació en Argentina y llegó a Galicia en el 2002. Casada y con tres hijos, su vida dio un enorme giro tras un divorcio que le supuso replantearse su día a día.

—¿Ya era artesana en su Argentina natal?

—No, aprendí el oficio acá. Al divorciarme me quedé con tres chicos y sin trabajo. Fueron tiempos difíciles... Afortunadamente en mi camino aparecieron unos artesanos que me enseñaron a hacer macramé, y entonces empecé a hacer collares y pulseras y me puse a venderlas en las playas de A Lanzada y Montalvo, e incluso llegué hasta Ferrol. Eso me permitió sacar adelante a mis hijos y vivir. Ahí nació Marearte, la firma con la que comercializo mis creaciones.

—Entiendo que hubo una parte formativa en todo este trayecto.

—Claro. Cursé una FP de Patronaje, y me gustaba mucho más el cuero que las telas... Me encontré mucha gente que trabajaba el cuero, que me ayudó, y yo con ganas de seguir aprendiendo de todos ellos... Posteriormente me matriculé en el Escuela Municipal de Artes y Oficios de Vigo (EMAO), y seguí vendiendo en la playa ya que vivía en Pontevedra. El destino me trajo luego hasta Lalín, y aquí monté un pequeño taller en casa. Y llegó la pandemia...

—Momento crítico.

—Ciertamente pero aproveché el tiempo para en esos tres años sacarme la carta de artesana y de Obradoiro de Artesanía de Galicia. Ahí también, una vez que se hizo posible, comencé a hacer ferias por Galicia llevando mis trabajos a Portonovo o Coruña por poner un par de sitios.

—¿Cómo surge la idea de abrir una tienda que es a su vez un obradoiro?

—Tenía otro proyecto. Iba a comprarme una autocaravana (ríe).

—Una autocaravana...

—Si. Estaba cansada de ir de feria en feria, de villa en villa... y pensé en comprarme una autocaravana para poder descansar más cómodamente a la hora de hacer ferias, pero apareció el anuncio de este local... Vine a verlo por curiosidad, sin intención de montar la tienda pero el taller en casa ya me resultaba pequeño y aquí estoy. Las cosas se van poniendo en tu vida...

—¿Qué enfoque pretende darle al obradoiro?

—Es un obradoiro diferente en el que la gente venga a aprender pero sin aburrirse. Digamos que no está concebido como algo convencional. El taller de iniciación al cuero no es al uso, es para disfrutarlo y crear. La intención es comenzar con los primeros alumnos a mediados de este mes.

—¿Cuántos alumnos podrán participar en cada taller?

—Los talleres serán reducidos con seis alumnos en cada uno de ellos. Me interesa mucho trabajar de manera individualizada con cada uno de los participantes y si son muchos es imposible poder hacerlo. Seis por taller es perfecto, puedes enseñar mucho mejor.

—¿Se centrará exclusivamente en impartir talleres de iniciación al cuero?

—No. Mi idea es realizar monográficos en función de lo que vayan pidiendo los alumnos. Aquí no se trata de imponer nada. Hablamos de un obradoiro abierto, participativo y comunicativo, en el que se puedan impartir talleres en función de la demanda que se vaya generando. Ese es el enfoque de este nuevo proyecto, que comienzo con mucha ilusión.

Venta. En la tienda se dispensan también insumos para artesanos.

Piezas únicas. Del trabajo artesanal de Sandra Sandoval salen trabajos diferentes; «no trabajo en serie por lo que cada creación es diferente y realizo objetos según demande el cliente».

«Piezas de reutilización creativa, pasadores de madera y telas aplicadas»

Marearte ofrece en su espacio de tienda un amplio surtido de creaciones; algunas propias como pulseras de macramé y cuero creadas por las manos de Sandra, y otras «de mis muchos amigos artesanos que me respondieron muy bien y que me hicieron llegar sus trabajos artesanales», comenta satisfecha. Desde piezas de reutilización creativa de Magma, a telas aplicadas y pasadores de madera pintados a mano llenan las coloridas estanterías. En el ambiente un leve olor a cuero, y en una pared una gran pieza con un relieve de un cerdo realizada por la artesana; «quería hacer algo alusivo a la Feira do Cocido y elaboré esta pieza que ahora coloqué en la tienda junto a varios pins, además de una cabecera para caballos». Piezas únicas confeccionadas con cuero gallego, «el mejor que hay para trabajar al ser un curtido vegetal», asegura, y con detalles procedentes en algunos casos de Estados Unidos y Méjico; país en el que adquiere piedras para engarzar.

Una acogedora tienda en la que el cliente no encontrará dos artículos iguales, cada creación es única y diferente, y en la que además se intenta dar respuesta a las necesidades de reparaciones que pueda plantear el cliente. «Procuro arreglar y restaurar cualquier pieza de cuero, desde unas botas de montar que me trajeron, hasta bolsos o pulseras». Y entre las próximas novedades que saldrán del taller con destino a la venta están unas fundas para cuchillos, artículos para cazadores «y todo aquello que me vayan pidiendo». Y entre los encargos más curiosas que le solicitaron hasta la fecha están unos pares de sandalias con base además de una máscara de cuero «que me pidió una persona durante la época de pandemia, que usó, y que era para protestar por todo lo que estaba pasando», recuerda la artesana.