El colectivo juvenil La Estación ha soplado diez velas este sábado. Ha pasado una década desde que la asociación de voluntariado Big Bang, los skaters de Launch System y los raperos locales consiguieron que la firma La Estradense les cediese el uso de la zona exterior para reunirse y desarrollar sus actividades. Fue después de haber asumido voluntariamente la limpieza del recinto, que estaba muy degradado, y de demostrar que la juventud local tenía mucho que aportar.
Poco después nació el colectivo Ocionautas, encabezado por Alonso de la Cantera y Annie Sánchez, dos estradenses empeñados en empoderar a la juventud local que fueron los artífices de toda la magia que emanó de la vieja estación.
El colectivo se fue ganando la confianza de todos y consiguió primero el uso de la planta baja de la estación y más tarde que la Xunta cediese al Concello las instalaciones para usos juveniles.
Al abrigo de la estación nacieron muchas asociaciones juveniles que pusieron al alcance de los estradenses la cultura urbana. Skate, grafiti, batucada o jugger son solo una ínfima parte. Alrededor de seiscientos jóvenes han madurado arropados por los valores de La Estación en estos años. Han mejorado la carballeira y el lavadero de Leicures, han recuperado espacios degradados, han embellecido su pueblo con grafitis donde había pintadas y han alegrado con su frescura a los mayores de la residencia. La Estación tiene cuerda para rato, pero va siendo hora de crear una Casa da Xuventude para garantizar la permanencia y el crecimiento del proyecto.