Cuando papá también pone orden en el terreno de juego

David Cofán Mazás
david cofán LALÍN / LA VOZ

DEZA

cedida

El colegiado de rugbi lalinense Santi Castro arbitró por primera vez un encuentro en el que participaba su hijo Gabriel

20 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En los campos de la Torre de A Coruña se vivió este fin de semana una jornada muy especial para los lalinenses Santi y Gabriel Castro, padre e hijo que por primera vez coincidieron en el terreno de juego: el primero arbitrando y el segundo como jugador. «Entereime o luns cando me asignaron o partido e non lle dixen nada», confiesa Santi. Este experimentado colegiado, que a lo largo de su carrera ha participado en competiciones nacionales e internacionales, tuvo la difícil e ilusionante misión de arbitrar el encuentro de su hijo mayor, que está cedido por el Coreti al Vigo Rugbi Club.

Gabriel no sospechó nada durante toda la semana, ni siquiera cuando iba de camino al partido en el coche con sus padres. «Non foi difícil gardar o segredo. Estiven caladiño e so faleino coa miña parella. Cando me veu no campo quedou abraiado. El foise cambiar e cando saín quedou mirando para min e díxome de broma: “Téñoche que aguantar na casa e agora tamén no campo”», explica divertido.

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Non houbo trato de favor

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La sorpresa de Gabriel fue mayúscula, ya que además su padre suele encargarse de partidos de categoría sénior y raramente arbitra en las competiciones de base. Sin embargo, esta vez iba a estar dirigiendo un CRAT-Vigo de M-18 en el que también participó otro cedido del Lalín, Andrés García.

A pesar de ello, el vínculo familiar no enterneció a Santi, que fue inflexible y juzgó por igual a todos los jugadores. «Como árbitro tes que facer o teu traballo e ver cores, non equipos. Non houbo trato de favor, ademais gañaron por unha diferenza moi ampla así que tampouco lle puiden influenciar en nada», comenta entre risas.

Por otro lado, Gabriel tampoco protestó demasiado a su padre, aunque no tanto por la impresión de verlo dirigiendo el partido como por los valores que le inculcó. «Sempre lle insistín moito que no deporte había que comportarse e respectar eses valores que defendemos no rugbi. Nunca lle vou dicir cómo xogar ou non, porque non é a miña función senón a do adestrador, pero en canto á educación e orde nunca pecou diso», asegura.

Pasión desde pequeño

Gabriel es el mayor de tres hermanos y, por el momento, el único que heredó de su padre la pasión por el rugbi. «Leva xogando dende os 8 anos. Eu tamén xoguei moitos anos e na casa veu moito rugbi, pero nunca se llo impuxen nin moito menos. De feito practicou moitos deportes e ao final decantouse por este», comenta orgulloso.