«Teño que vivir no soto da casa entre ratos e sen auga quente»

Javier Benito
JAvier Benito LALÍN / LA VOZ

DEZA

Miguel souto

El incendio de la chimenea inutilizó la casa alquilada por Sergio Rey en Piloño, Vila de Cruces, que carece de otra alternativa habitacional y pidió ayuda sin éxito desde el Concello

22 feb 2024 . Actualizado a las 13:27 h.

El incendio de una chimenea en una vivienda alquilada en el lugar de Alcobre, en la parroquia de Piloño (Vila de Cruces), dejó este domingo a Sergio Rey Otero y a su pareja sin hogar. El fuego destrozó la cocina y, como les explicaron los Bombeiros de Deza al acudir a sofocarlo, la falta de mantenimiento estaba detrás de lo ocurrido. La dueña del inmueble, una persona de avanzada edad, quizás olvidó esas tareas y el arrendatario desconocía la situación. Pero además de perder algunos enseres, ahora se encuentra sin alternativa habitacional y recurriendo al sótano de la propia casa para vivir.

Casi cuatro días después de lo ocurrido, Sergio asegura sentir impotencia ante el negro panorama que se le presenta. «Teño que vivir no soto da casa entre ratos e sen auga quente, levamos dende o domingo sen poder ducharnos», explicaba ayer. Además con el agravante de que la propietaria carecía de seguro para la vivienda. Su rehabilitación por tanto es toda una incógnita. Pero además pasaría tiempo hasta que volviese a estar en condiciones y el sótano carece de las mínimas para seguir allí.

Sergio Rey había regresado a Vila de Cruces a finales de año desde el País Vasco y residían en la vivienda afectada por el incendio, apunta, desde hace aproximadamente un mes. Ante la desesperación por la situación en que se encuentra acudió al Concello y habló con el regidor. Intentaba conseguir algún tiempo de ayuda de emergencia, una posible vivienda social que se gestione por el gobierno local. Pero la respuesta fue, según él, «que temos moito terreo que atender e poucos habitantes»

Esa precaria situación en la que se encuentran también la trasladó Sergio Rey al portavoz municipal del PP, Jesús Otero, con quien tiene buena relación ya que estuvo trabajando hace unos años para el Concello cuando él era regidor. Espera que pueda echarle también una mano en esa búsqueda de soluciones contrarreloj. Porque el actual alcalde, como argumenta el afectado, tan solo le ofreció «un camión para ir a recoller o que ardera». Habitar la casa de nuevo resulta imposible a corto plazo: «Quedou moi afectada a cociña, porque cando entrei despois de ir a recoller leña, xa atopei o lume e non quedou máis que saír correndo».

Su pareja también acudió al departamento de Servizos Sociais en el consistorio cruceño junto a él, «pero dixeron que non ten dereito a nada porque está vivindo comigo e teño unha axuda do País Vasco».

Un infarto hace algo más de dos años le retiró de la construcción y cobra una pensión

La vida de Sergio Rey no es fácil. La construcción centró buena parte de su trayectoria profesional, pero a sus 43 años vive en la actualidad de una pensión tras reconocérsele en el País Vasco una minusvalía del 43 %, después de sufrir un infarto de miocardio hace algo más de dos años. Un grave problema de salud que parece derivar de un gen hereditario en su familia, puesto que su madre fallecía a los 38 años tras sufrir uno. Pero en espera de que pueda convertirse esa pensión en una incapacidad absoluta, no descarta tampoco buscar un empleo adaptado a sus posibilidades de salud.

La pareja había recalado en Piloño en otra casa para después decidirse a alquilar la vivienda afectada por el incendio este pasado domingo. «Foi moi mala sorte a que tivemos e agora síntome desamparado, tan só quero una axuda de emerxencia social para saír do paso e ter onde vivir en condicións», reitera muy afectado este hombre. Pero él por ahora sigue empadronado en tierras vascas por la percepción de esa pensión. Quizás supone una traba para que el Concello de Vila de Cruces pueda actuar en su caso, el no estar censado en el municipio, a pesar de la gravedad de lo ocurrido.

En espera de que les llegue ayuda por alguna vía, incluso por la solidaridad vecinal, a Sergio y su pareja les toca vivir sobre una cama improvisada en un sótano de paredes de piedra donde está la lareira, sin aislamiento y con suelo de cemento, Allí se guardan trastos. La planta que habitaban quedó inservible al romperse cristales por el calor, ensuciando las paredes de las habitaciones el humo y la cocina inservible, donde se originó el fuego.