El experto Luis Santamaría del Río, que contabilizó más de 350 grupos en activo en España en el año 2014, abrirá hoy un ciclo de charlas en el santuario de O Corpiño
12 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El santuario lalinense de O Corpiño abre este sábado (18.00 horas) un ciclo de conferencias que inaugurará el experto, y miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, Luis Santamaría del Río, con una ponencia centrada en estos grupos que han sido objeto de sus estudios en los últimos años.
—¿Cómo definiría una secta?
—Me gusta usar la definición que acuñó mi compañero Vicente Jara, que pertenece a la misma red que yo, y dice que es un grupo social depredador que practica el mimetismo y el señuelo. Es un grupo que va buscando presas, quiere captar gente... Hay sectas que pueden tener apariencia de carácter religioso, espiritual, que se mueven en el ámbito del crecimiento personal, terapias, asociaciones culturales... y el señuelo es eso que parecen ofrecer como atractivo y que nos atrae, ya que nadie se metería en una secta si supiera que lo es. Es ejercicio de sumisión y manipulación.
—¿El modus operandi es el mismo en todos los casos de captación de personas?
—Hay diversidad. El señuelo puede ser distinto, pero lo que tienen en común todos los métodos de captación es ofrecer algo positivo, que atraiga a la persona y que facilite ese primer contacto y que enganche. Se hace sentir especial a la persona que acude de manera que está deseando volver. La secta no engancha a través de la cabeza, lo hace a través del corazón, de lo afectivo y espiritual.
—¿Existen manipulaciones psicológicas para aferrar al individuo a la secta?
—Efectivamente. Es un fenómeno transversal a todo lo que son las sectas, hasta las que pueden parecer más inofensivas. En cuanto hay engaño, hay manipulación a la hora de ir logrando la conversión y el adoctrinamiento de la persona. Se usa la retención en el círculo a través del miedo, del si sales no vas a ser nada, no tendrás nada, todo se desmoronará a tu alrededor...
—¿Cómo detectar su existencia?
—No es fácil. Si una de sus características es el mimetismo eso significa que son muy hábiles a la hora de ir despojándose de imágenes, que a lo mejor están más en el conocimiento de todos, como por ejemplo las típicas sectas de corte religioso y espiritual que fueron tan importantes en los años 60 y 70. Ahora se presentan con bases científicas, corte psicológico... entonces hay que ir más allá del escaparate, y es difícil cuando estamos fuera. Hay que tener cuidado con los grupos que aparecen de repente ofreciendo soluciones fáciles a problemas difíciles, aquellos que parezcan regalarnos todo ya que algún interés tendrán. Cuidado cuando se mezclan términos, discursos que tocan todos los palos y quieren atraer gente de un lado y de otro. Mucho cuidado con aquellos que de manera muy sutil intentar aislarnos de nuestra familia, amigos, siembran dudas sobre lo que siempre hicimos... buscan cortar amarras y hacernos dependientes de ese nuevo grupo.
—En ese contexto tan complejo, ¿se puede salir?
—Es posible, pero es difícil y se lo digo a las familias que buscan ayuda. No hay que perder la calma ni desesperarse. De las sectas sale mucha gente, pero la víctima tiene que tomar el timón de su decisión, y eso requiere posteriormente de ayuda profesional de psicólogos y de la salud mental con experiencia en este campo para trabajar con la persona que estuvo retenida, en muchos casos durante años.
—¿Tenemos muchos grupos operando en nuestro país?
—Muchos no muchísimos, y por desgracia la investigación nos dice que hablar de números es un verdadero error. En el año 2014, hace una década, hice un estudio exhaustivo sobre las sectas en España viendo las que estaban presentes, y eran más de 350 grupos de los que 43 tenían origen cristiano pero ahora ya son 99; una subida experimentada en los últimos cinco años, en buena medida por el rastreo realizado en las redes que son el paraíso de las sectas.
—¿Podemos hablar de diferentes grados de peligrosidad?
—Si. Los niveles de peligrosidad son distintos. La manipulación ya es dañina, pero hay grupos que llevaron a cabo masacres o suicidios colectivos por lo que la peligrosidad difiere según la secta. Por otra parte el elemento sexual está presente en algunos casos, y en otros está el factor económico... Depende de unas u otras, pero lo que tienen en común es que son todas peligrosas en mayor o menor grado, y hay que tener mucho cuidado con esos grupos que buscan apartarnos de los nuestros para que pasemos a formar parte en exclusiva del grupo que ellos tienen formado y que está funcionando.