«Teño moita morriña, procuro ir a Galicia tres ou catro veces ao ano»

David Cofán Mazás
David Cofán LALÍN / LA VOZ

DEZA

cedida

Urbano Alba Gómez, natural de Agolada, reside en Barakaldo por amor desde hace treinta años y preside desde hace tres meses el Centro Galego de Bizkaia

25 jun 2024 . Actualizado a las 13:13 h.

El cinturón industrial de la ría de Bilbao, donde se encadenan grandes núcleos urbanos, supuso desde finales del siglo XIX un destino predilecto para miles de emigrantes gallegos en busca de trabajo y un porvenir más próspero. A medida que el desarrollo industrial de la zona menguaba, también lo hacía el flujo de gallegos en Bizkaia. Con todo, las diferentes ciudades junto al Nervión se tiñeron de blanco y azul con barrios enteros de emigrantes galaicos. Imaginen cuán relevante fue esta comunidad en el territorio que en 1901 se constituyó el primer centro gallego en Europa. Fue en Barakaldo, pero podía haber sido en cualquier otro, Basauri, Sestao, Portugalete, Getxo... Una institución de referencia que lleva 123 años haciendo comunidad y trasladando la cultura gallega a todos los rincones de Bizkaia y el País Vasco.

Desde hace tres meses su presidente es un hombre nacido hace 60 años en Agolada. Su nombre es Urbano Alba Gómez y en su caso no llegó por trabajo, sino más bien por amor. «Levo emigrado en Barakaldo dende o ano 1990. Coñecín á miña muller en Melide, na sala Scorpio (ríe), pero ela é de aquí, aínda que os seus pais son de Toques. Casámonos, e como viviu en Barakaldo toda a vida, pois alá fomos, empecei a traballar aquí e ata agora», recuerda.

Urbano comenta que ahora trabaja como encargado en una empresa del sector de la construcción, aunque buena parte de su vida trabajó como electricista. «Estudei en Lalín, na formación profesional, e botei dende os quince anos fóra da casa, traballando en Melide, Lugo, Vigo... Somos seis irmáns e hai que buscarse a vida por aí adiante, como fai todo o mundo», reflexiona.

Punto de encuentro

En Bizkaia asegura encontrarse cómodo, pero es palpable su amor por Galicia y su Agolada natal. «Eu son da parroquia de Eidián, dunha aldea que se chama Amance. Teño moita morriña, moita... Procuro ir a Galicia 3 ou 4 veces ao ano, pero sabe a pouco, non me chega a nada. Vou en Semana Santa, no Nadal e no verán 15 días en xullo e 15 en agosto. Se podo escaparme...», confiesa divertido. Pese a ese sentimiento de añoranza, reconoce estar bien en Barakaldo. «O nivel de vida é moi alto, pero éche como todo, cóbrase máis pero as cousas tamén son máis caras», explica.

En esa adaptación fue importante el Centro Galego, punto de encuentro por excelencia de la comunidad gallega. «Conocino nada máis chegar porque era onde nos xutabamos os galegos ao aterrar. De feito, moitos matrimonios do País Vasco coñecéronse e casáronse aí. Había bailes con moita xente nova, tipo sala de festa, e íamos todas as fines de semana», recuerda.

Con una historia centenaria detrás y un papel social tan importante, dirigir esta institución es una enorme responsabilidad que afronta con ganas de impulsarla mucho más. Comenta que en la actualidad son más de 600 socios y están trabajando para ofrecer numerosas actividades para todos los públicos.

«Temos clases de baile, de zumba, un dúo musical para que a xente maior veña bailar, ximnasia... Cando entrei non había nada e agora estamos intentando facer todas as actividades que se poidan para que estea activo», asegura. A pesar del descenso en la emigración, el número de asociados demuestra la buena salud del centro y ejemplifica la fortaleza de la comunidad gallega. Urbano recuerda la curiosa distribución de los emigrantes por las diferentes ciudades del cinturón en función de su concello de origen. «Os do Deza ían maiormente a Basauri, os de Melide, Curtis, Sobrado ou Vilasantar están en Barakaldo. Un irmán viña aquí e traía a veciños, familiares que se ubicaban na zona onde vivía el», explica.

La verbena con pulpeiro y orquestas que hace la competencia a las fiestas patronales del municipio

No cabe duda del valor que tiene para la cultura gallega este centenario punto de encuentro para emigrados. Durante todo el año tratan de ofrecer al visitante un pedacito de Galicia a pesar de los kilómetros que los separan. El centro cuenta con tres grupos de gaitas, siendo el más popular Doces Lembranzas, que es habitual en diferentes intercambios culturales y festivales. También tienen un coro, grupos de bailes de todas las edades y un sinfín de actividades para conmemorar los eventos más importantes de Galicia.

El mes pasado celebraron a lo grande el Día das Letras Galegas, esta semana celebraron el Trintxerpe (Guipúzcoa) el Día de Galicia en Euskadi, y en julio será el turno del Apóstol. Urbano avanza que están preparando unas fiestas de nivel que durarán del 24 al 28. Los festejos se inauguran con una orquesta el 24, pero lo gordo llega el 25. «Ese día temos un montón de actos: misa cantada, procesión, actuará Doces Lembranzas e á noite outra orquestra», explica. En el resto de días el ocio mengua y ahí es donde regresa la morriña. «O concello non nos deixa facer tantas actividades ao seren días laborables», asegura Urbano, que añade otra atracción imperdible: un pulpeiro que viene de Lugo.

Tal es la fama de sus fiestas que hasta el Ayuntamiento trata de que no coincidan para que no les hagan la competencia. «É unha das festas máis solicitadas que hai na zona, ven xente de todo Barakaldo. De feito, o Concello non nos deixa que as festas se fagan cando as deles, que son as do Carme e duran unha semana», apunta entre risas.