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El chino que recorrió Europa a caballo regresó a Lalín donde quiere asentarse

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

Miguel souto

A Furion le queda un mes de convalecencia y tras ese período proyecta buscar una vivienda y un terreno donde vivir con el equino, que volverá a casa

13 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos años y cuatro meses después de su partida, Zhixian Xu, más conocido como Unas, regresó a Lalín. Su amigo Javier Blanco fue a recogerlo al aeropuerto de Santiago de Compostela procedente de París. En la capital gala se quedó su caballo Furion, su compañero de aventuras durante más de dos años de periplo por toda Europa en los que equino y propietario recorrieron 7.000 kilómetros. El atropello sufrido por el caballo en Bulgaria en el mes de abril frustró la continuación del viaje que tenía como destino la ciudad china de Heze. A consecuencia del accidente, Furion sufrió una importante fractura en una de sus patas traseras. Unas desoyó las palabras de los que no veían más solución que sacrificar al animal. Su empeño fue salvarlo y tras descubrir que en París existía casi la única clínica donde podrían realizar a Furion una intervención quirúrgica que le permitiría sobrevivir buscó fondos para poder sufragarla.

De estos hace dos meses, y Furion continúa su recuperación en un centro de caballos de la capital gala. Le queda, dice su dueño, «un mes de convalecencia en el interior de un box y después de eso podrá ya salir». De momento, Unas estará en Lalín una semana, el tiempo suficiente para obtener un duplicado del libro de documentación del caballo que con tanto periplo se encuentra muy deteriorado y contaba Blanco, «xa non se ve nin qué cabalo é».

Una documentación necesaria para trasladar posteriormente a Furion de vuelta a casa. Unas ya buscó un transporte que pueda traer al animal de regreso a la capital dezana. Vendrá acompañado de este ciudadano chino que llevó con orgullo la bandera de Galicia y la concha de vieira de peregrino por toda Europa y quiere hacer de Lalín su hogar.

El plan es, dice, regresar con Furion dentro de aproximadamente un mes y comprar en Lalín una casa y unas tierras donde Furion pueda vivir tranquilo y feliz. Cuenta que «ahora no está muy tranquilo, quiere salir y tiene mucha energía». Lo normal en un caballo de Pura Raza Árabe.

Para Unas, Furion es más que un amigo y un compañeros, es también ya parte de su familia y no se quiere separarse de él. Ingeniero de formación y profesión, Unas dice que no piensa seguir trabajando de ingeniero y pretende buscar cosas nuevas alegando que «me gustaría una escuela de idiomas».

Cuando llegó a Lalín en diciembre del 2021, lo hizo procedente de Portugal. En esos momentos hacía turismo por Europa. Antes de eso vivió en la ciudad italiana de Génova donde ejerció como ingeniero. Explicaba ayer que habla chino, inglés, italiano, francés y español. Estos tres últimos idiomas «no demasiado bien» porque al estar todo este tiempo pasando de una lengua a otra cada día «me confundo» y antes de contestar a un pregunta piensa con calma su respuesta en español. Aquí espera aprender a hablar mejor para poder examinarse en una escuela de idiomas y acreditar sus conocimientos. A sus 35 años, cree que es «demasiado viejo para entrar en la sociedad de mi familia» añadiendo que «no tengo casa». Su padre, explica, es electricista y su madre profesora en una escuela elemental.

En los meses que pasó en Lalín aprendiendo a montar a caballo y disfrutando de la vida en estas tierras con su amigo Javier Blanco, Unas se sintió ya un poco gallego. De hecho aquí llegó a bautizarse y a hacer la Primera Comunión, vivió el Entroido y se aficionó a los platos más populares de la gastronomía gallega, junto a las bebidas de la tierra, licor café incluido.

Ayer los dos amigos reconocían que a la cena, después de llegar del aeropuerto, se pudieron al día con una botella de vino blanco y unas cuantas cervezas. Ambos se extrañaron y Javier Blanco explicaba que «se non chega a vir el. ía eu alá».

Unas cuenta que tiene un plan a largo plazo y ese pasa de momento por quedarse un tiempo en Lalín. Aquí se siente acogido y un poco como en casa. Sin contar con que es también la casa de Furion, que compró en su día a Javier Blanco, naciendo ahí una gran amistad entre ambos.

Uno de sus proyectos es escribir un libro narrando su aventura

Más de dos años y un montón de países recorridos dan para mucho. Para Unas lo mejor de su aventura fue «los amigos y toda la gente que encontré». Dice que casi todas las personas con las que se cruzó en su camino eran buena gente y recibió mucha ayuda. Ir con un caballo, explica, no es fácil «porque en muchos de esos países la gente no quiere tener un caballo cerca». Fue difícil muchas veces encontrar un establo para Furion. Su prioridad siempre fue el bienestar del caballo y ayer reconocía que prácticamente solo montó al animal en Galicia y en parte del camino por aquí, luego el resto del viaje lo hizo él a pie con Furion al lado.

Eso hizo que muchas veces Furion se alojara en un establo y Unas se quedara fuera a la puerta, en muchos casos en una tienda de campaña, que llevaba consigo. En ella acampó también a las puertas del establo el tiempo que Furion pasó en la clínica. Ahora, dice, la estancia del caballo en el centro en el que se encuentra le cuesta 650 euros mes y en la clínica le cobraron 1.200 euros a la semana por la estancia del equino.

De momento uno de sus proyectos más inmediatos es escribir un libro narrando sus aventuras en este largo periplo que truncó el atropello sufrido por Furion a 50 kilómetros de la frontera griega. Si lo mejor fueron los amigos que hizo en el camino, el peor momento fue el accidente y la angustia de hacer todo lo posible por salvar al animal. Poder operarlo y que esté bien es lo que más le alegra y aunque el viaje acabe sin llegar a China logró una gran hazaña: la de recorrer, tanto él como Furion, 7.000 kilómetros por infinidad de países de toda Europa.