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El galo, que recaló ayer en Lalín, hace el Camino por motivos espirituales y para dejar atrás la violencia de la sociedad actual
19 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Paul Horiot, de 21 años, comenzó el Camino de Santiago desde su casa, una granja situada a 50 kilómetros de Troyes (Francia), el 14 de enero, y ayer llegó a Lalín con su burro Desiré y su perra Yang atrayendo la atención de los vecinos que se acercaban curiosos a los animales. Calcula que el sábado podrá ver ya la catedral de Santiago. En Compostela se reencontrará con su novia de Bélgica a la que conoció durante su peregrinaje, y a la que no ve desde que se despidieron en Ponferrada. Su viaje no acaba en la capital gallega porque le esperan otros seis meses de vuelta a casa también caminando.
Este peregrino francés comenzó su camino por motivos espirituales más que religiosos, y en ningún momento, dice, quiso convencer ni a sus padres ni a su hermano y hermana. El trayecto lo quería hacer solo desde el principio «solo es lo mejor», aseguró, en inglés ya que se podía expresar mejor en esta lengua. Cuenta que cuando comenzó no estaba buscando respuestas, sino conexiones. Y las está encontrando, junto con una pareja a la que aunque no buscó, simplemente encontró en su trayecto.
Su objetivo real para el camino es vivir y experimentar el amor incondicional, ya que según él «los medios y la publicidad se centran sobre todo en religión, dinero, violencia, sexo, placeres,... La gente ya no habla de amor real», y esa es la verdadera razón por la que se ha embarcado en esta aventura por su cuenta. Afirma que para él ese amor real no está sujeto a intereses, ni a condiciones, es, comenta, ver en una persona su belleza singular dejando a un lado todos sus defectos. Un amor que está presente sobre todo en los pequeños detalles como una mirada, darle algo a una persona sin pedir nada a cambio. Por esa razón no le hace ilusión que la gente le pida fotos con sus animales de compañía en vez de pararse y hablar con él, interesarse por su persona y las razones por las que ha iniciado esta aventura.
Un amor que escasea
«El amor real escasea y al mismo tiempo hay mucha gente que lo busca», afirma. Está convencido de que vivimos en un mundo que está colapsando. Un sistema en el que las religiones están muriendo ya que las personas necesitan algo «diferente, más grande, y el mundo no les está dando eso», asegura. Un sistema del que vaticina una caída asegurada.
Aún así se ha encontrado en numerosas ocasiones con gente que ha tenido actos generosos. Como Sophie con quien sigue en contacto, que le acogió en su casa en Francia durante dos semanas mientras su perra se recuperaba de una enfermedad que pudo haber sido mortal de no haberla tratado con un veterinario. O la semana en la que una vecina de Torres del Río (Logroño) le acogió en su domicilio después de que él salvase a su perro.
Para Paul el peregrinaje consiste en desprenderse de todo aquello que no necesitamos y consideramos esencial en la sociedad actual. Cree que el Camino consiste en «tener muchos momentos solo, en paz, donde puedes adentrarte en ti mismo».
El Camino de Invierno es su favorito por encima del Francés
Paul comenzó su trayecto en Francia y siguió la estela del Camino Francés al principio, después decidió desviarse desde Ponferrada para continuar por el Camiño de Inverno. Tiene claro que este último es su favorito por encima de la ruta jacobea. «El recorrido por el Francés es muy industrial», asegura que hay demasiados peregrinos y que los pueblos alrededor del itinerario están diseñados para ello, que los caminantes «son vistos como carteras o turistas, y es muy complicado de conocer a los nativos». Opina que esta ruta es un espejo de la sociedad actual.
Sin embargo, desde que salió de Ponferrada asegura que «no hay prácticamente nadie, Me ven como una persona humana que está haciendo una locura, pero una persona humana», y en el recorrido ha tenido «experiencias muy bonitas con la gente local todos los días». Considera que mucha gente con el tiempo quiere ir a Santiago porque ha ganado popularidad a lo largo de los años. Desde su perspectiva, esta travesía no consiste en el destino sino en las experiencias antes de llegar a él.
Su opinión es que si tienes todo el dinero necesario y no tienes un problema de verdad para afrontar la aventura, «no te vas realmente a encontrarte a ti mismo» aunque entiende que cada uno tiene su manera de hacerlo y no tiene nada en contra de ello.