En octubre hará prácticas en Santiago y luego pretende seguir formándose
25 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Se llama Fabián Alejandro Paz García, tiene 20 años y esta primavera ha terminado sus estudios de FP Básica de Informática. En octubre comenzará sus prácticas en el centro compostelano Don Bosco. «Estoy un poco nervioso», confiesa.
A Fabián, como a mucha gente, las cosas nuevas le inquietan. Sin embargo, a los pocos días se adapta y ya está listo y dispuesto para dar lo mejor de sí.
Para Fabián no ha sido fácil llegar hasta donde está. Sus padres, Tomás Paz y Concepción García, lo han encaminado haciendo de la crianza el mayor reto de sus vidas. Por él han cambiado hasta de continente.
Hasta el año 2018 la familia vivía en San Antonio de los Altos, en el distrito capital de Caracas (Venezuela). Los padres de Tomás eran de origen canario y los de Concepción, gallegos: pero la pareja inició en Venezuela su proyecto personal y profesional: él como técnico de construcción y empresario y ella como farmacéutica.
Con la llegada de Fabián, la perspectiva cambió radicalmente. Tomás y Concepción decidieron que la ciudad en la que vivían no era el mejor lugar para una persona con Síndrome de Down. En el país había escasez de alimentos y de medicamentos, pero también una inseguridad que era lo que más les preocupaba. «Nos vinimos por la Seguridad Social y por la seguridad ciudadana que hay aquí», reconoce Concepción García.
Buscando un lugar donde Fabián pudiese moverse con cierta autonomía sin que sus padres tuviesen el corazón en un puño, un buen día la familia aterrizó en A Estrada.
El padre de Concepción era de Remesar y la madre es de Agar, aunque después de una vida en Venezuela ya no se adapta en A Estrada. «La trajimos con nosotros pero se quiso volver», explica su hija resignada. La familia tenía un piso en el casco urbano de A Estrada y en él se instalaron Fabián y sus padres para reiniciarse al otro lado del Atlántico.
Han pasado seis años y ni a Tomás ni a Concepción les ha sido fácil rehacer su vida profesional. «En mi caso, creo que la edad, y quizás también la nacionalidad, influyen. Así lo siento, aunque también es cierto que hasta el momento estuve centrada en conseguir que Fabián se asentase bien», explica ella. Afortunadamente, los negocios que su marido mantiene en Venezuela van dando para mantenerse.
A quien mejor le ha sentado el cambio es a Fabián, que está feliz en A Estrada. El joven había estudiado Primaria y el primer curso de Secundaria en Venezuela, donde desde muy pequeño estuvo asistiendo a distintas terapias para exprimir al máximo sus capacidades.
A un paso de la ESO
En A Estrada curso segundo curso de la ESO en el IES Número 1, repitió curso y luego completó tercero. De ahí pasó a la FP Básica de Informática en el IES Antón Losada Diéguez. Hizo primero en un solo curso y segundo fraccionado en dos años. En junio terminó y ahora solo le quedan pendientes las prácticas para tener el título de FP Básica de Informática y el graduado de Secundaria.
«Mi asignatura preferida era Montaje. Operaciones auxiliares me resultaba más difícil. Lo que más me gustaba era Word, pero también sabía hacer facturas en Excel», dice Fabián. El estudiante también estaba encantado con sus compañeros de clase.
Fabián todavía no tiene claro en qué le gustaría trabajar en el futuro. A veces dice que quiere ser cantante, porque le encanta cantar y escuchar música de Rosalía, de Shakira, de Chayanne, de Ricky Martin, de Gente de Zona o de Pitbull. Otras, que le gustaría trabajar de informático.
Pero también está motivado para seguir estudiando. Y eso es lo que sus padres prefieren que siga haciendo por el momento. «Queremos que estudie, que siga formándose, haciendo cursos cortos hasta que gane un poco más de madurez», dice su madre.
Entretanto, Fabián le saca el jugo al verano disfrutando de sus aficiones. Le gusta tocar el piano, jugar a la Play y practicar todo tipo de actividades deportivas: desde correr —un hobby heredado de su padre, con el que lo practica habitualmente— hasta bailar zumba y jugar al pádel, al tenis y al básket, su mayor pasión.
Los padres: «Hay aceptación y respeto, pero la integración real es muy difícil»
La asociación Down Compostela le ha concedido un premio al IES estradense Antón Losada Diéguez por poner los medios para facilitar la inclusión y la titulación de Fabián Paz García. Tanto él como sus padres están enormemente agradecidos, pero socialmente todavía queda mucho por hacer.
«Al mes de haber nacido, el psicólogo que nos orientó nos dijo que no lo matriculásemos en colegios especiales, sino en colegios regulares. En eso nos enfocamos, en estimularlo, sacarlo de casa y llevarlo a terapia. Desde el mes y medio de vida estuvo yendo a terapias», explica la madre de Fabián.
«Nos enfocamos mucho en la terapia del lenguaje. Desde que tiene un año va a terapias de este tipo. Priorizamos más el lenguaje y la estimulación social que otras cosas, como la motricidad fina. Quizás por eso, para determinadas profesiones tiene menos aptitudes. Nos daba miedo, por ejemplo, en un ciclo de Mecánica o de Cocina. Podría hacerse daño», explican los padres. La terapia ha dado sus frutos y Fabián es capaz de mantener una conversación sencilla sin problemas. También tiene autonomía suficiente para acudir solo a algunas clases y moverse por su pueblo.
Sin embargo, socialmente, sigue habiendo mucho por hacer. «La sociedad lo acepta y lo respeta. La gente es simpática con él. Sobre todo las chicas ;se le acercan más, son más comprensivas. Todos lo saludan, pero integración real no hay. No tiene amigos que lo llamen para salir. A él no le preocupa eso, no le da importancia. Nosotros sí lo vemos, pero no se puede pedir más. Amigos tiene en la asociación Down, pero son pocos y las relaciones chico-chica tampoco son fáciles», dicen los padres de Fabián.