
Las visitas guiadas permiten recorrer todos los salones señoriales, la capilla y hasta las alcobas
27 nov 2016 . Actualizado a las 08:45 h.El Pazo de Oca es mucho más que un bonito jardín que ambienta las fotos de boda de la mitad de los estradenses. Es un complejo señorial con un palacio y varias construcciones complementarias que poco a poco se están abriendo al público para ofrecer una visión completa del conjunto y para intentar cubrir a golpe de entradas los elevados gastos de mantenimiento. En esta línea se enmarcan las visitas guiadas ofertadas ahora a un palacio que antes solo dejaba ver -en ocasiones especiales y eventos contratados- algunas estancias.
El Pazo de Oca ha abierto sus puertas de par en par. Ofrece visitas guiadas que recorren el palacio de cabo a rabo, desde los salones más museísticos a las habitaciones tal cual las usan hoy en día los propietarios durante sus estancias en el pazo. Basta con reservar llamando al teléfono 600 116 856 y con pagar la tarifa reglamentaria. Para los estradenses -que disfrutan de acceso gratuito a los jardines- la visita a las entrañas del edificio cuesta 9 euros. Para el resto de los mortales, la entrada conjunta al Pazo y los jardines son 15 (13 si acuden en grupo). Las visitas predeterminadas son de viernes a domingo a las 11.00 horas. No obstante, los grupos pueden concertar otros días y horarios y hasta unos pinchos en el recinto.
Como en casa
La visita merece mucho la pena. Que nadie se imagine un aburrido recorrido de vitrina en vitrina. La sensación no es la de estar en un museo, sino en una casa habitada en la que todo tiene una historia que contar. Como el Salón de Baile, que fue reformado tras una merienda demasiado concurrida que en 1934 hizo ceder las vigas, provocó su hundimiento y acabó con un muerto.
Las visitas son íntimas -máximo 15 personas- y duran 45 minutos. En ellas se puede ver la antigua cocina -con la mesa de amasar, las alacenas y la impresionante lareira del XVIII- convertida en una acogedora sala de estar; el Salón del Estado -con un oratorio con las reliquias de San Ramón Nonato- o el curioso Salón de los Continentes, con cuatro alcobas en torno a un brasero que aún siguen en uso. El Salón de Juegos -con cabezas de morsas y arces como trofeos de una expedición familiar al Polo Norte- y la entrada a la tribuna de la capilla desde el balcón exterior del Pazo son otras de las curiosidades que hacen que la visita no defraude.
En el Salón de los Continentes. Al entrar en esta curiosa estancia más de un visitante ha preguntado si las construcciones de las esquinas son vestidores. Pues no. Al abrir los lujosos paneles de madera con pinturas del siglo XVIII alusivas a los continentes se descubren cuatro alcobas que aún se usan cuando hay invitados en la casa. Al situarlas juntas y en torno a un brasero central se conseguía una temperatura más agradable durante el duro invierno. fotos miguel souto
El Versalles gallego renueva su misterio
Caballos como reyes. La idea de la familia Medinaceli es ir incorporando cada vez más lugares a la visita para ofrecer una visión de cómo era la vida en el pazo. La última incorporación a las zonas visitables son las caballerizas, con vistosos boxes del siglo XVIII.
Espera a cubierto. Cuando uno llega ahora al Pazo debe tocar el timbre y esperar a la intemperie tras un gran portalón cerrado. Con la instalación del de la foto, el exterior permanecerá abierto y el visitante esperará disfrutando de una evocadora vista de los jardines.
Un cañón con humareda de agua. Empatando viejas tuberías de desagüe se ha construido este cañón que sorprenderá al visitante con su humareda de agua pulverizada.
Se equivocan quienes ya han visita el Pazo de Oca y creen que no hay nada más que ver. Como dice Manolo Gude, caseiro y jardinero jubilado del Pazo, un jardín es una obra inacabada que siempre tiene algo que mostrar. En Oca, además, el empeño de la Casa Ducal de Medinaceli por sorprender al visitante enriquece a cada paso los jardines con nuevos rincones y elementos.
Quien vaya directo al famoso estanque de la barca de piedra en visita al estilo japonés se perderá las nuevas incorporaciones.
Una de las que suele pasar desapercibida a los paseantes con prisas es el topiario. Con entrada a través de un túnel de buxos, encierra la fantasía de dos cuentos clásicos infantiles: Alicia en el País de las Maravillas y Peter Pan. El cocodrilo que se comió la mano del Capitán Garfio -un tupido seto con 1.800 pies de boj- fue el primer inquilino del topiario, concebido como un laberinto de fugas en el que en cada giro hay una sorpresa. Una escultura del Duque de Segorbe, Ignacio Medina y Fernández de Córdoba, como demiurgo de la obra inacabada evidencia la filosofía del proyecto.
Un túnel de boj intencionadamente descuidado para darle un aire romántico, una presa recuperada para el tránsito, una barca nueva en el Estanque del Purgatorio y las lujosas caballerizas reabiertas son otras de las novedades del Pazo. El cañón que en breve disparará agua vaporizada pondrá la guinda a las sorpresas.
El Estanque del Purgatorio estrena barca. El Pazo está lleno de detalles simbólicos, como los tres estanques alusivos al cielo, al infierno y al purgatorio. El que está junto al molino representa el cielo, con cisnes, patos y ocas blancos. Más abajo está el infernal, con patos y cisnes negros. El del purgatorio -en grises- estrena barca y valla de protección.
La fantasía de Alicia y Peter Pan. Un cocodrilo con 1.800 pies de boj inauguró el topiario que da vida a las escenas de dos cuentos clásicos. Gude se emociona al mostrar la obra, en la que pueden verse a Alicia atravesando el espejo o a Peter Pan a punto de alzar el vuelo. También tiene cabida un monstruo del Lago Ness de 32 metros. fotos miguel souto
Una máquina expendedora de entradas
Otra de las ideas de futuro de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli es instalar junto al nuevo portalón de entrada un expendedor automático de entradas a los jardines.
El complejo tiene caseiros y está atendido las 24 horas. Sin embargo, la extensión de las propiedades y los múltiples quehaceres domésticos ocupan al personal a tiempo completo. La máquina permitirá al visitante que quiere recorrer los jardines por libre acceder al recinto sin necesidad de esperar a que le abran la puerta y sin interrumpir al personal en su actividad cotidiana.
La bodega será el próximo rincón visitable y albergará un pequeño Museo del Vino
Hace apenas unas semanas se han reabierto al público las caballerizas. Las cuadras ya se habían mostrado anteriormente, pero una serie de actos vandálicos dejaron algún caballo decorativo sin orejas y obligaron a cerrar. Ahora el recinto se ha reformado y vuelve a mostrarse a los visitantes, aunque todavía quedan detalles pendientes. Impresionan los coloridos boxes del siglo XVIII con decoración de cabezas de caballos y el pavimento de piedra cuidadosamente diseñado con sus canales de evacuación para facilitar la limpieza. Quedan por incorporar los comederos de los caballos y por acondicionar el altillo, donde se acumulaba la paja. Sobre estas dependencias se sitúa otra estancia que en el futuro se abrirá para exhibir las sillas de montar, los bocados y el equipamiento equino en general.
El próximo rincón visitable del complejo será la bodega. Antes habrá que recuperar la impresionante viga del lagar que acabó pudriéndose por culpa de una gotera. No obstante, todo el sistema del lagar se mantiene operativo y el Pazo sigue manteniendo como antaño una pequeña producción de mosto y vino de sus propios viñedos. Se restaurarán estanterías, tinajas y garrafas y también el alambique ahora en desuso con el objeto de crear un pequeño Museo del vino que sintetice el proceso tradicional.
Por otra parte, en el entorno se han plantado 36 olivos que permitirán iniciar una simbólica producción de aceite, caminando hacia la autosuficiencia.
Además, la Casa Ducal de Medinaceli ha sacado su propia línea de perfumes. Uno está dedicado al Pazo de Oca y plasma la sensación olfativa de sus jardines.