Medio siglo de comercio auténtico en A Estrada

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA/ LA VOZ

A ESTRADA

E CUIÑA

La droguería Mary de A Estrada cumple este mes 50 años de actividad

18 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando se cruza el umbral de la droguería Mary la nostalgia golpea de frente. El antiguo mostrador, las estanterías cuidadosamente ordenadas y los cajones de madera hablan de la autenticidad de otra época. De cuando las ferias eran ferias de veras y el pequeño comercio local un motor económico potente.

Desde detrás del mostrador Manuel Campos Puente ha sido testigo de los vertiginosos cambios del tejido comercial. Con la retranca por escudo y la atención al cliente por bandera Manuel ha sido capaz de mantener a flote un negocio que el próximo día 31 cumplirá medio siglo de vida. En tiempos de tiendas que nacen y se marchitan antes de florecer siquiera, soplar cincuenta velas es todo un récord.

La droguería Mary abrió sus puertas un 31 de diciembre de 1971. María del Carmen Puente Campos y su marido, Manuel Campos Ramos, camionero de profesión, acondicionaron el bajo de la vivienda familiar situada en el número 12 de la calle Ulla. En él sigue hoy en día la droguería Mary, sin más cambios que una pequeña ampliación hace tiempo. El local había albergado anteriormente la mítica taberna de Juan Puente, una casa de pensiones que regentaron Juan Puente y su esposa, Dolores Campos, allá por los años cincuenta.

Manuel Campos recuerda con nitidez aquella época. «Mi Primera Comunión se hizo en este bajo, cuando era taberna», comenta. «Cuando se abrió la droguería yo tenía nueve años. Pasaba mucho tiempo aquí. Las habitaciones estaban arriba y detrás de la droguería teníamos la cocina y el comedor», explica.

A Manuel siempre le gustó el negocio. Echaba una mano de vez en cuando, «aunque al principio a la que más le tocaba era a mi hermana María del Carmen», cuenta. Fue después del año 1984, una vez terminada la mili, cuando Manuel empezó a barajar la idea de quedarse al frente del negocio. Había trabajado con el artista Juan Pardo en dos de sus giras. Estaba en su equipo de montaje de escenarios y compaginaba las giras con la atención de la droguería. A su madre no le convencía aquello. «Me dio un ultimátum. Me dijo: ‘O tienda o merienda'. A mí me gustaba la tienda, así que me decidí por ella», dice. Durante una temporada aún compaginó el trabajo matutino como administrativo de la Xunta en A Coruña con la atención de la droguería por las tardes. Después lo dejó para trabajar codo a codo con su madre. Desde el 2005 está solo al frente, con la contratación de algún empleado antes de la crisis.

Manuel conserva en su memoria un montón de anécdotas de tantos años de trabajo. Como la mentira en la que pilló a un viajante, el cliente que le quiso tirar los tejos en el almacén hace varias décadas y varios episodios de hurtos de todos los tipos que prefiere no recordar.

Pese a la competencia de los supermercados, la droguería Mary sigue manteniendo una clientela fiel que peregrina a la calle Ulla y que muchas veces encuentra allí artículos difíciles de hallar en otras tiendas. Como los preparados para hacer jabón de taco con grasa de cerdo, el azufre, las cebollas a granel o el bicarbonato en bolsa de kilo.

«Es una clientela fiel, sobre todo la de la zona rural. Conozco a casi todos los clientes por su nombre», asegura Manuel. Un rato en su negocio sobra para comprobar que es bien cierto.