El estradense que vistió de gabardina a todo el norte y logró una Medalla al Mérito por su faceta de submarinista

A ESTRADA

Fue propietario de Confecciones Blanco, que en los 60 llegó a tener 60 empleados
01 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.A Estrada ha perdido a un vecino de los que hacen país. Pueblo, en este caso, pero los países también se hacen pueblo a pueblo. Juan Manuel Blanco Gestoso nació un 6 de julio de 1930 en A Estrada en el seno de una familia de emprendedores. Sus padres, Francisco Blanco Vilar y Elena Gestoso Blanco, habían montado en los años veinte una empresa textil bautizada como Confecciones Blanco. Él estudió Comercio en Bouzas (Vigo) y después de aprender la teoría en las aulas se empapó de realidad en la fábrica familiar. Aquella industria textil fue uno de los referentes gallegos del momento. Fabricaba gabanes, gabardinas y pantalones que vendía en todo el norte peninsular. En toda Galicia, Cantabria, Castilla o el País Vasco. La especialidad de Confecciones Blanco era la ropa de abrigo, así que sus prendas llegaron a todos los rincones donde los inviernos eran más fríos. La empresa proporcionó un sueldo a muchas familias de A Estrada. En su época de máximo apogeo, entre los años sesenta y setenta, en la industria trabajaban sesenta empleadas. En femenino, porque casi todas las que cosían entonces eran mujeres.
Juan Manuel Blanco Gestoso se puso al frente de la empresa en los años 50, siempre al lado de su madre, que estuvo al pie del cañón hasta el final de su vida. De la fábrica de la Avenida de Vigo salían por cientos prendas de calidad contrastada. Como las míticas gabardinas comercializadas con la marca Vincitor, que aún se conservan como reliquias en algunos roperos. La empresa tenía además tienda propia en la calle San Andrés de A Coruña.
Con el tiempo, la mujer de Juan Manuel Blanco, Isabel Lino, también se incorporó al negocio, poniéndose al frente de una pequeña tienda en las instalaciones de la Avenida de Vigo que vendía directamente al cliente prendas de la colección o a la medida del cliente.
La fábrica tuvo que cerrar en el año 1986 debido a la competencia de las grandes marcas y su producción externalizada. Juan Manuel estuvo entonces un par de años como contable en Seat Goldar y luego regresó al textil, contratando a pequeños talleres locales la confección de sus prendas, pero ya a pequeña escala. Arrancando la década de los noventa se jubiló con el orgullo de haber hecho historia empresarial.
Juan Manuel siempre huyó de la política —y eso que una vez quisieron ficharle por UCD—, pero en cambio se prestó para echar una mano en todo lo demás que le pidieron. Estuvo en la directiva del Casino con Enrique Cerviño, cuando se fraguaba la construcción de las pistas deportivas. Como submarinista, fue merecedor de una Medalla al Mérito Civil. Juan Manuel había viajado por Europa en los años cincuenta. Se había aficionado al buceo y se había comprado su propio equipo. En aquella época, la Guardia Civil no tenía apenas especialistas ni medios, así que Juan Manuel se prestó en más de una ocasión a rescatar los cuerpos de personas que se habían ahogado. Rescató a dos hermanos fallecidos en Pontevea y se sumergió apenas dos años después en el mismo lugar para enganchar a la grúa el coche que un martes de carnaval de 1979 se precipitó al río con ocho jóvenes de los que solo uno pudo sobrevivir. Por todo ello el estradense, que no era de presumir de medallas, se llevó una al Mérito Civil.