Agentes de toda Galicia participan hasta el 19 de abril en una formación centrada en el manejo correcto y seguro de armas
25 mar 2024 . Actualizado a las 13:25 h.«Blanco pequeño, error pequeño», advierte a sus alumnos José Manuel Álvarez, instructor de tiro e Inspector Principal de la Policía Local de Santiago, parafraseando a Mel Gibson en El Patriota. A diferencia de la película, no se trata de un consejo para derrotar al enemigo en la Guerra de Independencia estadounidense, sino una valiosa lección para que los policías locales afinen su puntería cuando se encuentren en una situación límite. Hasta el 19 de abril, agentes municipales de toda Galicia pasarán por la galería de tiro de la Academia Galega de Seguridade Pública de A Estrada para participar en el Plan anual de entrenamiento reglamentario para la seguridad en el manejo de armas.
Aunque durante su período formativo en la Academia los alumnos tienen instrucción teórica y práctica sobre manejo de armas, cada año los agentes de Policía Local que no disponen de galería propia acuden a A Estrada para participar en estas jornadas esenciales para un uso correcto y seguro del arma reglamentaria. Álvarez explica que cada sesión dura unas dos horas. Mientras revisa el cuadrante señala que ese día pasarán por la galería de tiro de la Agasp policías de Rianxo, Caldas de Reis, Brión, Pontedeume, Viveiro, Tui, A Fonsagrada y O Barco.
Pese a no tener claro el número total de profesionales, estima que cada año participan varios centenares en estas sesiones formativas. No solo acuden los recién graduados, lo hacen incluso los más experimentados. Uno de ellos es Manuel Castro Escariz, Inspector Jefe de la Policía Local de Caldas de Reis. «Por aquí pasamos todos, eu levo máis de trinta anos e seguimos igual a formación», asegura.
Conceptos básicos
Antes de empezar a disparar los policías deben tener muy claras las nociones básicas de seguridad que implica tener una pistola entre manos. «Sempre repasamos os conceptos antes dos exercicios e resolvemos as dúbidas e cuestións que lle xorden aos compañeiros», apunta Álvarez, que acto seguido enumera un listado que los agentes tienen que grabar a fuego en su mente.
«Non se lle pode apuntar a nada ou a ninguén que non se lle vaia a disparar; nunca se mete o dedo no gatillo ata que tes o branco seleccionado e estás seguro de que queres disparar; as armas hainas que tratar sempre coma se estivesen cargadas; e tes que estar seguro do que hai por diante e por detrás do branco», concluye. A la hora de formular los ejercicios a los alumnos utilizan pistolas falsas para cumplir con estos preceptos.
El instructor nos muestra varias pistolas de goma con colores chillones. «As de verdade nunca as podemos usar entre nós, cando queremos facer algunha cousa na que nos apuntamos empregamos as simuladas», señala mientras maneja la pistola de mentira. Las que emplean en la galería para disparar son pistolas 9 milímetros Parabellum con cargador de alta velocidad y gastan 50 cartuchos en cada ejercicio.
Entrenamientos bajo estrés
Los supuestos en los que un Policía Local puede usar el arma reglamentaria son muy limitados y siempre bajo una gran tensión, nada que ver con la tranquilidad de la galería de tiro. Por ello, para hacer las prácticas lo más realistas posibles simulan situaciones de estrés físico y mental. «Facemolo de moitas maneiras, por exemplo con algún tipo de carreira, collendo un peso ou con probas de habilidade. Poñemos enriba da mesa a arma desmontada e en pouco tempo deben montala», detalla.
Con una tableta Álvarez selecciona varios programas que mueven las dianas de la galería. Muestra uno en el que el blanco se oculta durante siete segundos y aparece en tres, poniendo a prueba los reflejos de los policías. También usan elementos más mundanos, como ruedas, conos o vallas para que los agentes hagan pruebas cronometradas.
«O uso da arma está moi restrinxido e perfectamente definido»
Portar un arma supone una enorme responsabilidad para los agentes. Su uso está perfectamente reglado y tasado, de forma que solo deben emplearla en casos donde su vida o la de otra persona corra peligro. «O seu uso está moi restrinxido definido, ademais hai unha normativa moi clara ao respecto», señala Álvarez sujetando todavía la pistola falsa que utilizan en las prácticas.
«Soamente podémola usar cando haxa un perigo inminente para o policía ou para un terceiro», añade Manuel Castro Escariz. En sus treinta años de servicio asegura que muy pocas veces ha tenido que disparar.
«É algo que ocorre en moi contadas ocasións. Algunha vez ten pasado, pero basicamente a un elemento máis que a unha persoa física», explica. En España y, especialmente en Galicia, es muy poco común que la Policía Local se vea implicada en enfrentamientos armados, por lo que este tipo de adiestramiento es fundamental para mantener activa la destreza de los agentes si en algún momento de su carrera profesional se ven obligados a emplear el arma reglamentaria.
Manuel Castro insiste en lo necesario de estas sesiones formativas, no solo para afinar la puntería si no para estar al día de los avances en esta materia. «Son importantes porque ademais dunha forma de practicar, permite ter as armas actualizadas e tamén as municións, xa que teñen unha caducidade», sostiene.
¿Dónde disparar?
El protocolo es igualmente claro tanto en los supuestos imprescindibles para hacer uso de la pistola como en la dirección que deben coger las balas. «Sempre hai que tratar de disparar a partes non vitais», contesta Álvarez.
Sin embargo, tal y como comprobamos en los ejercicios anteriores, ejecutar un disparo certero en condiciones de estrés no es una tarea sencilla. «Se aquí na galería as veces non se acerta no que se busca, imaxina a dificultade en situacións de perigo», concede Castro.