Los mayores de la residencia pública de A Estrada cumplen sus sueños viajeros con gafas de realidad virtual y asistidos por la juventud local
15 ago 2024 . Actualizado a las 18:16 h.José Manuel Lamas tiene 85 años cumplidos en mayo Es originario de Lalín pero vive feliz en la residencia de A Estrada, un pueblo que le trae recuerdos de su juventud, cuando trabajaba en las obras y en la Avenida de Santiago apenas había un par de edificios.
José Manuel tiene mucho mundo. Ha trabajado durante 13 años en Venezuela y ha visitado preciosos rincones del planeta. Hoy, sin embargo, va a hacer un viaje especial asistido por los jóvenes de la asociación estradense de voluntariado Imaxina e Axuda gracias al patrocinio de la Once. El colectivo ha ganado un premio de la Fundación Once con el proyecto Ponte las gafas, que utiliza la tecnología como herramienta para fomentar las relaciones intergeneracionales.
De entrada, ver en el salón de la residencia compartir charla a mayores y jóvenes ya es un subidón de optimismo. No siempre las residencias están tan llenas de alegría. A mayores, el proyecto Ponte las gafas tiene un plus de terapia. «Es una especie de terapia inmersiva personalizada a través de las gafas de realidad virtual», explica emocionada Laura Piso, que es la presidenta del colectivo Imaxina e Axuda.
«Le preguntamos a cada persona qué es lo que le gustaría experimentar y buscamos una realidad virtual acorde a eso. Buscamos evocar la memoria reminiscente», comenta Laura Piso.
Esta es la segunda vez que el proyecto recala en la residencia estradense, así que la acogida ha sido fantástica. «La primera vez la gente tenía un poco de miedo. La respuesta fue positiva, pero a la gente le costaba más. Hoy ya no hay ese miedo. Las personas que ya habían probado las gafas repiten encantadas y le cuentan a los demás su experiencia, así que todo el mundo participa. Ya hay una base de confianza», dice la voluntaria.
Para José Manuel Lamas este es su segundo viaje virtual. El primero había sido por la costa. «Ata vin un canguro correndo por unha praia. Non sei onde sería. Nas de aquí máis ben hai xabaríns comendo nas ameixas», comenta con cierta retranca.
Esta vez, José Manuel ha elegido el bosque. Y también está feliz. «Doume a sensación de ir coma nun coche, vendo toda a paisaxe. Vas viaxando e dando as curvas», cuenta.
Después de José Manuel también ha probado las gafas de realidad virtual Santiago Loureiro, que tiene 82 años y es de Catoira, aunque ha vivido más de media vida en Argentina. Para él ha sido el primer viaje virtual y ha disfrutado mucho sintiéndose entre playas y cataratas.
Otro residente ha escogido los paisajes de Málaga como experiencia inmersiva. «A veces esos paisajes evocan recuerdos o emociones en las personas», cuenta la voluntaria Laura Piso. Los mayores en ocasiones buscan rescatar recuerdos y otras prefieren experimentar cosas nuevas, como estar en mitad de la selva o mirar de frente a los leones.
«É coma se estiveras neses paisaxes. Comprendo que non é real, pero da a sensación», explica José Manuel. «Á miña idade non vou viaxar, prefiro que me traian as cousas aquí», cuenta satisfecho de la experiencia.