
La mujer salió con unas tijeras de gran tamaño en la mano detrás del hombre que huía de su tienda con más de cien euros de la caja
15 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando uno se ve en una situación difícil nunca sabe como va a reaccionar y Karen, una comerciante de Lalín, confesaba ayer que nunca se hubiera creído capaz de salir detrás de un ladrón. Pero lo hizo, y consiguió recuperar el dinero que pocos minutos antes, el hombre que vio salir de su tienda, se había llevado de la caja. La mujer recuperó 125 euros, los últimos con la ayuda de un transeúnte, que agarró también al hombre. El suceso se produjo a eso de las 12.30 horas. Karen relata que se encontraba en el almacén cortando unas cortinas cuando oyó el inconfundible sonido de la campanilla de la caja. Al principio, explicaba ayer, pensó que era su marido, pero al ver que no entraba, salió a la tienda y le dio tiempo de ver a un hombre salir a toda prisa de la tienda. Salió detrás de él con lo que tenía en la mano: unas tijeras de un tamaño bastante grande con las que momentos antes estaba cortando las cortinas.
Al presunto ladrón le dio alcance en la cale, unos metros más allá, a la altura del pub Galena. Lo agarró del brazo y le pidió blandiendo las tijeras que le devolviera el dinero. Karen señala que «Non o pensei, o fixen de forma intuitiva, e nin me din conta que levaba as tesoiras na man». El hombre, señala, le devolvió el dinero, y le pidió que le dejara quince euros, alegando que los había conseguido pidiendo. Cuando estaba pidiéndole al hombre que le devolviera el dinero que le cogió de la caja registradora, un vecino que pasaba por la calle, la ayudó agarrando también al hombre.
La comerciante no quiso presentar denuncia al considerar que se trataba de un hurto menor, pero sí dio cuenta de los hechos a la Policía Local.
Apunta que conocía a la persona que entró en su tienda porque lo tiene visto por la zona pidiendo. De hecho antes de entrar en su tienda recorrió gran parte de los establecimientos de la calle demandando una ayuda.
Cree que al pasar y no ver a nadie en el establecimiento aprovechó para llevarse el dinero. La caja estaba sola y al tocarla se abrió dejando al descubierto el dinero del cambio. El hombre no salió de la tienda corriendo sino andando, aunque deprisa. Le ayudó, dice, que ese día sus habituales tacones altos, no eran tan altos
Karen apunta que es muy miedosa y no sabe como pudo salir corriendo detrás de él. Cuando volvió a la tienda indica «tremíame as pernas». Un apuro también pasó el presunto ladrón que, cuando se vio increpado por la comerciante y le devolvió el dinero, dice Karen, «tremíalle á man, máis que a mín» indicando que «non creo que volva por aquí en moito tempo».