
El estado de alarma impide salir al monte y su reproducción augura una campaña de muchos ejemplares
02 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Es una falsa y extendida creencia que solo haya setas en el campo en otoño. Las silvestres aparecen a lo largo de todo el año. Es cierto que el período más propicio para su crecimiento es la estación otoñal y durante los primeros compases del invierno, con alta humedad y temperatura suave, sin llegar a helar. Estas condiciones también se dan en algunas primaveras como la del 2020, con elevadas precipitaciones y no demasiado frío, que habrán propiciado la aparición de numerosas especies en los montes del Deza y Tabeirós. Setas de las que no podremos disfrutar por el estado de alarma, al estar prohibida la salida de casa con fines como este, de momento. El consuelo es pensar que no habrá recogidas de ningún tipo y esta situación propiciará la reproducción de nuevos y numerosos ejemplares para la próxima temporada silvestre, en la que esperemos que si se pueda salir al campo a disfrutar de la micología.
Es necesario tener una formación científica mínima para recogerlas y se debe rechazar todo tipo de identificación popular que determine el consumo humano por el hábitat, color, cocción o estación. En caso de duda, acudir a divulgadores con experiencia, que hay en Lalín o A Estrada, lugar este último con gran afición al mundo de las setas y jornadas formativas anuales.
En primavera y verano, con lluvias y temperaturas suaves, es fácil encontrar numerosas especies, aunque nunca como en la época otoñal. En este mes de mayo, setas tóxicas, sin valor y excelentes comestibles adornan montes, praderas y bosques de la rica comarca dezana en micología. Entre las muchas setas con interés culinario, que podríamos encontrar fácilmente en nuestro recorrido por el campo en caso de poder salir, destacaría el Cantharellus cibarius, amarillo-naranja de dulce olor y excelente textura. Lo podemos introducir en nuestra cocina de primavera en una ensalada e incluso en un postre. El Boletus edulis y su variedad estival, el Boletus reticulatus, con pie carnoso y sombrero oscuro, a veces cuarteado, es otro de los excelentes comestibles de este momento. Ante la imposibilidad de salir por el covid-19 podemos comprar estas dos setas en conserva, congeladas e incluso deshidratadas.
La Russula virescens, con un característico sombrero verde y láminas y pie blancos, figura como una excelente seta comestible de la primavera y desconocida para muchos, aunque no está comercializada. Además es habitual de esta época la Amanita rubescens, abundante en los bosques de castaños y robles, aunque en este caso es aconsejable su recogida para aficionados con cierta experiencia por la similitud con otros ejemplares tóxicos.
También salen setas venenosas en la época primaveral. Debemos señalar la importante presencia de ejemplares de Amanita pantherina. Se trata de una seta con sombrero de tonalidad verdosa en el que aparecen restos blancos de membrana, como pequeños copos de nieve, aunque podría llegar a carecer de ellos. La carne y las láminas son también blancas, sin olor apreciable. El pie blanco y fibroso presenta el característico anillo en forma de falda en la parte superior y la volva en su parte final. Estas son señales identificadoras de los ejemplares más peligrosos de este género, como la temible Amanita phalloides, que también puede aparecer en primavera o verano e incluso en su variedad alba.
Mientras siga el estado de alarma vigente, siempre nos queda la opción de comprarlas cultivadas y comercializadas frescas en los supermercados. Dentro de esta opción destacan el Pleurotus ostreatus, el Lentinus edodes o el Agaricus bisporus. Las tres variedades poseen abundantes propiedades nutritivas y componentes medicinales, muchas veces desconocidas, que las convierten en alimentos sanos y sabrosos. No merece la pena arriesgarse a una sanción por incumplir el estado de alarma para recoger setas silvestres, como ya ha pasado en determinadas zonas de España.