
En Lalín se fijaron varias fechas para repartir a un grupo numeroso
27 may 2023 . Actualizado a las 17:42 h.Este año las Primeras Comuniones vuelven a la normalidad y los párrocos, especialmente la mayoría de los de las localidades más grandes, regresan a la fórmula de las celebraciones comunitarias después de unos años en los que, a causa de la pandemia, se optó por ceremonias individuales con el objetivo de evitar la congregación de mucha gente.
Una modalidad que hizo que la fecha en la que el niño o la niña recibieran este sacramento se fijase a conveniencia de los padres que, en muchos casos, tenían a su disposición para elegir los domingos, e incluso sábados, de casi todo el año. Eso hizo que, en contra de lo que suele ser habitual, alguna se oficiase hasta en diciembre, aprovechando las vacaciones de Navidad y la presencia de familiares que residían fuera.
En Lalín, el elevado número de chavales, hace que cada año desde hace décadas, se fijen, al menos tres fechas: una en junio, otra en julio y otra en agosto para que las familias elijan la que más les convenga. Este año volverá a ser así. El párroco de Lalín, Marcos Torres, cifra en unos 40 los niños y niñas que este año recibirán este sacramento en Lalín.
En A Estrada, José Antonio Ortigueira explica que «mi predecesor fijaba cinco días y no se movía prácticamente de ahí, pero desde que llegué yo fuimos abriendo la manga y la gente se fue habituando cada vez más a escoger. Hasta la primera semana de mayo no diremos las fechas, aunque los padres están ya deseando saberlas». De todas maneras el párroco asegura que «para mí todos los domingos son hábiles, así que la podrán hacer cuando quieran. Habrá días que se junten unos cuantos pero intentaremos hacer la ceremonia cada vez lo mejor posible y que los niños participen, por supuesto». Este año, calcula, serán en torno a medio centenar los que hagan la comunión, entre ellos algunos que no pudieron a hacerla antes por la pandemia. «Algún niño y alguna niña la hará con 10 o con 11 años», apunta. En cuanto a las fechas, explica que, las más demandadas son los domingos en torno a las fiestas de San Paio de A Estrada o las situadas alrededor del 15 de agosto.
En Silleda, explica el sacerdote José Pérez Barreiro, se fijaron varios días en los meses de junio y julio, en los que se realizarán las comuniones. Las ofertadas este año son el 10 y 11 y 24 y 25 de junio y los días 8 y 9 de julio. La idea es, apunta el párroco, repartir a los niños «en grupitos de siete u ocho». Este año, señala, «tenemos entre 30 y 40».
En la parroquia de Nosa Señora da Piedade de Vila de Cruces está prevista este año una sola celebración. Será el 18 de junio en la misa de las 12.00 horas. El párroco, Alejandro Bautista calcula que «tendremos más o menos una decena, que es el número que solemos tener todos los años».
Sin niños en Agolada
El envejecimiento de la población pasa factura, en cambio, en las parroquias de otras localidades menos pobladas. Es el caso de Agolada donde el párroco, José Sarandeses, asegura que «non temos ningunha este ano porque non hai rapaces». El cura de Dozón, Manuel Cibeira, se queja también de que «hai moi pouquiños rapaces» aunque cree que este año «algún de comunión pode haber». La celebración suele llevarse a cabo el día de la fiesta de cada parroquia. Con tan poco candidato no hay problema y el día, dice, «o elixen os pais».
Tampoco tienen problemas de fechas las familias de los niños de Comunión en Rodeiro. Alvito Fende se encargará de dar el sacramento a los seis niños que este año están acudiendo a catequesis. El párroco señala que «de momento non temos datas, e cada un a fará cando lle vaia mellor». En Forcarei, el párroco Damián Vidal, apunta que en su parroquia ya el año pasado las comuniones fueron comunitarias y este año volverán a serlo. Ya hay un día fijado para la ocasión. «Este año son poquitos», indica, «porque el grupo grande lo tuvimos el año pasado».
Vestidos de inspiración romántica para ellas y trajes para ellos
En las tiendas, este año los trajes empezaron a venderse antes que nunca. Merixell Silva, de Colorín Colorado, asegura que «houbo xente que xa veu en decembro e están pedindo cita dende entón». A estas alturas ya son muchos los trajes que se vendieron y es que parece que «todo o mundo está sendo moito máis previsor». La razón que puede ser que después de un desmesurado bum de ceremonias el año pasado, este nadie quiere quedarse sin poder disponer del restaurante en la fecha que quieren y lo mismo pasa con el traje y todos los detalles de la organización que los vecinos quieren tener atados lo antes posible.
En cuanto a los trajes, que ya se liberaron del complemento obligado en la pandemia como fueron las mascarillas a juego, siguen siendo de inspiración romántica en el caso de las niñas con profusión de encajes, plumeti, puntillas y cinturones con adornos de flores de colores suaves. Las esparteñas desterraron ya a los zapatos y permiten combinar el calzado con los detalles del vestido.
En niños, explica Silva, lo que más se venden son los trajes frente a los de marinero y almirante que se actualizaron mucho. «Véndese máis traxe. Son modernos e os rapaces vense moi guapos. Son marinos, azulóns, verdes, rosados... con chaquetas con codeiras, e algún detalle». Prima, el color, y los niños buscan «trasladar o seu estilo de vestir a comunión. Agora son xa moi estilosos desde pequenos», afirma.
Reservas fotográficas realizadas con mucha antelación
También en los estudios de fotografía la demanda para reportajes de ceremonias se está contratando con mucha antelación respecto a otros años. Pasa con las comuniones, pero también con las bodas. Los reportajes suelen ser en el exterior, en el caso de las comuniones en enclaves más próximos. Se buscan jardines bonitos y entornos naturales vistosos. En las comuniones se mantiene la tradición de los recordatorios aunque, explica Mar García, del estudio de Toño Seijas, «xa mudaron moito o formato e seguen sendo fotos, pero xa non se enmarcan. Dase a foto soa, impresa en madeira ou en metacrilato». Para las fotos de bodas y comuniones Carboeiro y cascadas como la de O Toxa, son recurrentes. Hay también algún desplazamiento a la playa, pero no abundan.