Más de siete toneladas de trigo autóctóno para producir pan de calidad en Pontevedra
LALÍN
La plantación de Acuña en terrenos de Lalín es una alternativa ante la sequía y ayuda a potenciar el rural: «Con isto conseguimos que o monte non chegue as casas»
22 ago 2023 . Actualizado a las 10:21 h.Miguel Pampín cultiva tres hectáreas de terreno en Lalín. Acaba de recoger una cosecha de 7.300 kilos de trigo caaveiro con el que abastecerá a Panaderías Acuña. Con esta producción, Jacobo y Andrés Acuña elaborarán el pan de montaña y el kilómetro cero, dos variedades de una partida diaria de panes especiales que ofrecen desde hace unos años con un condicionante, que sus ingredientes sean de proximidad. Es su forma de reivindicar Galicia a través de su trabajo.
Con esta primera cosecha ya en su almacén, Andrés recuerda cuando iniciaron esta aventura en la finca familiar de Vilaboa. Al borde de la N-550 sembró esta variedad de trigo para hacer un producto sostenible. «Eso fue más que nada un acto reivindicativo, pero también el punto de partida para seguir creciendo en esa línea», recuerda ahora este panadero, que trae más harina desde Xinzo y Melide para hacer de sus panes un producto de calidad. La idea es ir incorporando a la barra artesana, la más demandada, un porcentaje cada vez mayor de este trigo. Pero para eso necesitan más terreno.
Autoabastecerse y controlar la producción desde la siembra es una de las tres patas que sostienen este proyecto que hermana Lalín y Pontevedra. A la necesidad de apostar por una variedad autóctona se unieron los efectos que el cambio climático están dejando en las plantaciones del centro peninsular, donde ha caído la producción respecto a años anteriores. Está búsqueda de alternativas productivas llevó a la familia Acuña hasta la capital del Deza, donde Miguel Pampín se unió a un proyecto que ha hecho suyo. Este agricultor conoció la apuesta de los panderos pontevedreses por los productos de proximidad y se puso en contacto con ellos para ofrecerle su trabajo. Él tenía tres hectáreas para cultivar y seguir poniendo en valor el rural. «Eu traballo terras de veciños que se xubilaron e ían quedar abandonadas. Deste xeito conseguimos tamén que o monte non chegue as casas», explica Pampín. Con su labor ha dado vida a nueve parcelas en la parroquia de Galegos, en Lalín, donde no hay concentración parcelaria y no son válidas para el vacuno. «O rural cada vez está máis despoboado e con isto lle sacamos proveito e evitamos que quede de monte», recalca.
Esta lucha por el rural fue la que llevó a Miguel Pampín a sumarse al proyecto que este mes de agosto ha dado la primera cosecha de trigo caaveiro certificado por la Xunta para Panaderías Acuña. Sembraron en febrero y con las temperaturas que se registraron durante la primavera y el verano han recogido más de lo esperad. Los efectos del cambio climático han beneficiado la producción. «Si en algunas zonas de Castilla antes sacaban por hectárea cerca 2.500 kilos de trigo, ahora están bajando a los 1.500», apunta Andrés sobre los efectos que están llevando a los agricultores a potenciar el cultivo de trigo en la provincia.
La idea es seguir creciendo. Ahí necesita el respaldo de Miguel y de buena parte de los vecinos que tengan fincas sin explotar. «En la zona de A Coruña y de Ourense ya hay grandes extensiones de trigo», apunta Acuña, que quiere hacer lo mismo en Pontevedra.
Una variedad de cereal a la que favorece el calor y la humedad de Galicia
El técnico de campo de Panaderías Decunha, Ignacio Sánchez, lleva años sobre el terreno. Desde la provincia de A Coruña asesora más de 950 hectáreas y recoge cada año tres mil toneladas de trigo caaveiro certificado por la Xunta. Llevan años viendo los efectos del cambio climático en las plantaciones de la zona de Castilla, principales productores de trigo en España. «Al no llover el campo está muy seco y el trigo no germina y no da fruto», apunta Sánchez sobre las consecuencias de la sequía en un cereal imprescindible para las panaderías. Pero ese mismo cambio climático que ahoga al centro peninsular está beneficiando a Galicia. «Con el agua y el calor hacen que crezca mucho. Hace años, en agosto, el trigo cogía mucha humedad, pero ahora hay menos y el trigo sale con mucha proteína», apunta este técnico de campo, que reconoce que las cosechas de estos años están siendo de alta calidad.
La variedad caaveiro tiene la particularidad de adaptarse bien y la siembra puede realizarse entre octubre y abril, mientras la recogida será siempre en agosto. A pesar de la bajada productiva en la zona de Castilla, Ignacio Sánchez reconoce que el precio se mantiene más o menos igual tras los cambios que se sufrió el pasado invierno. «Nosotros pagamos sobre 0,38 o 0,40 euros el kilo», apunta el técnico de campo.
Panaderías Acuña, con más de 16 puntos de venta propios y seis franquicias en la provincia, aspira a ampliar sus plantaciones de trigo autóctono para ir aumentando poco a poco la aportación de harina en sus barras y no solo en el pan kilómetro cero o de montaña.