Baño de multitudes de Raúl Alfonsín en Lalín

Javier Benito
javier benito LALIN / LA VOZ

LALÍN

No disponible

El presidente argentino fue nombrado hijo adoptivo en su primera visita a España tras acceder al cargo, en un viaje que le llevó además a Casaldarnos, en Ribadumia, a conocer a sus parientes

25 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los rescoldos de la primera visita de Raúl Alfonsín a España como presidente de la República Argentina, en su primer viaje oficial a nuestro país tras acceder al cargo hace ahora cuatro décadas, tardaron un tiempo en apagarse. Había que desmenuzar los acuerdos suscritos con el Gobierno central, con Felipe González, en la bautizada como Declaración de Madrid. Pero sin duda la vertiente más emotiva del viaje tuvo a Galicia y, particularmente a la provincia pontevedresa, como protagonistas. En este último caso con dos puntos de referencia: Lalín y la pequeña aldea de Casaldarnos, en Ribadumia.

La plaza de la antigua casa consistorial lalinense, hoy rehabilitada como biblioteca municipal, se quedó pequeña para albergar a tantos vecinos que quisieron recibir a Raúl Alfonsín. Cuentan las crónicas que aquel 15 de junio de 1984 alrededor de 20.000 personas —el censo era de unas 30.000 por aquel entonces— se echaron a la calle para recibir al presidente argentino en la capital dezana. Una jornada que en el plano institucional incluyó el nombramiento de Alfonsín como Hijo Adoptivo de Lalín y la concesión de la medalla de oro del municipio.

Tres millones de las pesetas de hace cuarenta años, una cifra nada baladí, empleó el Concello lalinense para costear la organización de los actos. Raúl Alfonsín recorrió en coche aclamado por los vecinos las principales arterias de la localidad con destino a la plaza del consistorio tras aterrizar procedente de Lavacolla su helicóptero en el campo de fútbol. Desde su balcón saludó a quienes abarrotaban ese espacio, para después recibir la medalla de oro y el título de hijo adoptivo. La comitiva oficial, con el regidor, José Crespo, y el diputado autonómico, Xosé Cuíña, al frente se desplazó después al parque de Loriga para descubrir un monolito que da cuenta desde ese día de esa visita de Alfonsín. No faltó el sonido de la música, de la que presumía y presume Lalín, ni tampoco los bailes tradicionales. Después tocó regreso con el mismo recorrido en coche antes de que el helicóptero lo trasladase hasta Baiona, para seguir la etapa gallega de su visita.

¿Por qué estuvo Lalín incluido en ese primer viaje oficial de Raúl Alfonsín? El propio presidente argentino recordaba los lazos establecidos en Buenos Aires con las tierras dezanas. Como él mismo comentó emocionado en su intervención, tras un «queridos amigos», desde el balcón de la casa consistorial: «Ustedes no lo sabían, pero nos conocemos hace tiempo. En años duros para mi patria, donde había que trabajar por la recuperación de la libertad, que es luchar por la recuperación de la dignidad humana, deambulamos un grupo de demócratas procurando encontrar un refugio donde reunirnos. Muchas puertas se cerraban porque había miedo. Pero unas puertas se abrieron de par en par —resaltó— y todas las semanas, en la clandestinidad, recibimos la hospitalidad de hombres que, integrados en la sociedad argentina, no habían olvidado el terruño natal de sus tierras de Lalín. Era un club de hombres de honor que engrandeció el sentido ético de la sociedad argentina. Juré que, cuando recuperáramos los argentinos la libertad y la democracia, iba a visitar esta tierra. Hoy, emocionado, cumplo mi promesa».

Aquella jornada está marcada con letras de oro en la historia lalinense. El comercio cerró sus puertas, los balcones y ventanas engalanados en las casas. Una estancia corta, de poco más de dos horas, pero intensa, repleta de momentos emotivos, de la campechanía de Alfonsín que incluso aceptó un clavel de una periodista para lucirlo en la solapa. Su discurso, alejado de las encorsetadas palabras más institucionales, destiló sentimiento y cariño hacia un pueblo que sigue hoy manteniendo lazos con la localidad natal del presidente, Chascomús, con la que están hermanados desde hace 36 años.

En esa visita hubo otros destinos en la provincia, donde sin duda destacó la pequeña aldea de Casaldarnos, en Ribadumia. Pudo abrazarse con algunos parientes ya que allí nació su abuelo paterno, Serafín Alfonsín Feijoo. Estuvo además en Baiona, entre otras paradas en su periplo gallego en la que no faltó Santiago, con uno de los actos más institucionales del viaje.

Pero Raúl Alfonsín volvió a demostrar su querencia por Lalín, con una nueva visita que se producía en el 2003. Ocurría 19 años después y de nuevo recibió el cariño de los lalinenses. En un discurso plagado de anécdotas, buen humor y emoción resaltó el político el crecimiento de la capital dezana y recordó ese hermanamiento con Chascomús. Hubo recuerdos, regalos y firmó en el Libro de Oro del Concello. Lalín lloró como tantos argentinos su muerte en el 2009.