La coeducación y la invisibilización de la mujer en el arte, a debate en Lalín

R. R. LALÍN / LA VOZ

LALÍN

Adrián Freiría

13 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La coeducación y la invisibilización de la mujer en el arte fueron dos de los temas que se abordaron en la última jornada del curso de Igualdade de la USC que se cerró ayer en Lalín. Carmen Ruiz Repullo, profesora de Sociología de la Universidad de Jaén, incidió sobre la necesidad de coeducar para prevenir las violencias. Habló sobre cómo son las aulas donde observa «una polarización entre los chicos y las chicas, donde influye la era virtual y digital en todo eso y cómo es necesario que el profesorado y la gente que trabaja con adolescentes y con menores conozcan como se esta reproduciendo esa polarización y esa crispación y muchas veces esa negación a hablar de igualdad por lo que nos vamos a encontrar. Carmen Ruiz defiende la necesidad de ir a la raíz del problema «porque si no hablas de los que molesta , al final estás dando voz a quien molesta». Destacó la importancia en «no poner el foco en que las redes son malas o la pornografía es mala, que lo es, sino ver el contexto y por qué se llega a eso» abogando por el trabajo en pequeños grupos y «trabajar el pensamiento crítico del alumnado y poner sobre la mesa que tenemos unos datos de violencia sexual en menores que preocupan, y cómo trabajar para que los menores vivan en espacios seguros».

El curso lo cerró Eugenia Tenembaum, historiadora de Arte especializada en perspectiva de género que hizo un repaso, con ejemplos de diferentes obras, de la invisibilización de la mujer en el mundo del arte, reivindicando a artistas, la necesidad de revisiones feministas y las genealogías femeninas en el autorretrato. Mujeres artistas como Judith Leyster cuya obra El trío alegre, obra culmen del barroco flamenco fue considerada de Frans Hals hasta 1903 pese a que en un autorretrato, Leyster se pinta a sí misma pintando a uno de los músicos del trío alegre pero nadie se fijó.