Un lalinense de 22 años viaja a Valencia para repartir alimentos y materiales

David Cofán Mazás
David Cofán LALÍN / LA VOZ

LALÍN

cedida

Acudirá a la localidad de Algemesí junto a una veintena de voluntarios

06 nov 2024 . Actualizado a las 09:14 h.

Las muestras de solidaridad con los afectados por las inundaciones en la provincia de Valencia no solo no remiten, sino que aumentan considerablemente cada día que pasa. Una de las miles de personas que están arrimando el hombro de manera desinteresada es Juan Carlos Vázquez Miranda, vecino de Lalín que a sus 22 años se ha puesto manos a la obra y partió ayer por la noche a la localidad de Algemesí para aportar su granito de arena repartiendo alimentos y productos de primera necesidad entre los habitantes de uno de los pueblos que conforman la zona cero de la catástrofe.

«Conozco gente en Valencia que me iba contando cómo estaba la cosa, que necesitaban ayuda y manos. Me dio tanta pena que empecé a querer ir», cuenta Juan Carlos horas antes de partir desde la capital dezana al otro extremo del país en una furgoneta llena de materiales. «Hablé con amigos de aquí para ir, pero ninguno podía, entonces me uní a un grupo de wasap de voluntarios y nos organizamos. Empezamos 3 o 4 y vamos a ir 17», explica.

Cerca de una veintena de personas, la mayoría jóvenes como él, que proceden de diferentes puntos de España. «De Lalín solo soy yo, pero hay una chica de Vigo, de Valladolid, Madrid... Según vamos de camino iremos recogiendo gente y llenando la furgoneta», comenta Juan Carlos. «Nosotros salimos de noche para llegar por la mañana y ponernos a lo que nos digan», añade.

«A ese pueblo no va casi nadie»

En este sentido, asegura que su contacto en Algemesí está emocionada por la ayuda altruista que este grupo de jóvenes transporta a uno de los puntos más afectados por las inundaciones. «Aún no se lo cree, no lo esperaba porque a ese pueblo no va casi nadie», asegura este ganadero de Lalín.

«Lo que necesitan es gente, muchas personas donan pero no tienen quien reparta la comida a los pueblos más lejanos. Precisamente al que vamos está a 40 kilómetros de Paiporta», apunta.

La furgoneta, que se fue llenando a medida que Juan Carlos iba recogiendo a los demás voluntarios, está repleta de alimentos, herramientas y productos de higiene. «Llevamos lo básico como botas, pañales, papel higiénico, toallitas, comida para animales, fruta... También trajes de agua que me dieron empresas de Lalín», relata.

«Casi todo lo que conseguí en Lalín es de gente que me lo ha querido dar, empresas, farmacias... También gasté dinero, pero muchas personas me han dado cosas», afirma agradecido. «Una compañía de Santiago nos ha dejado una furgoneta completamente gratis, sin franquicia ni fianza, y también hemos encontrado a alguien que nos deja una casa para dormir cerca del pueblo al que vamos. Nos hemos buscado la vida», subraya.

Respeto

Juan Carlos es muy consciente de que esta no es una épica aventura, sino una gran responsabilidad en un escenario muy complicado y no exento de riesgos. «No voy con miedo, pero si con respeto por la gente de allí. Lo están pasando muy mal. Nosotros vamos superprotegidos, hemos comprado de todo», reitera.