Manuel Salgado, «Maranteiro», estuvo al frente de la parrilla de la que se encarga ahora su hija Natalia
19 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hay productos que se venden por sí solos y a los que el boca a boca fue nutriendo de una clientela cada vez más extensa. Es el caso del churrasco de la parrillada del Mesón A Roda, situado en Adelán, y uno de los veteranos de Rodeiro donde reina la excelencia y son maestros en el manejo de carne de calidad. Situado en el corazón de Galicia y en el interior de una provincia con tradición parrillera, Manuel Salgado abrió hace 33 años el germen del negocio: un pequeño local con una parrilla con la intención, cuenta, «de organizar algunhas comidas para os amigos e darlle traballo ás mulleres da familia» que eran, sobre todo su esposa, quien se iba a poner al frente.
«Eu tiña unha granxa de polos, e vacas», que le suministrarían de la carne necesaria para esas comidas. Pero, comenta, nada fue como esperaba. «O día da inauguración, veu un mundo de xente, xuntouse tanta que aquilo parecían as festas das Dores de Lalín», recuerda. El primer día fue tal el volumen de clientes que acudieron a degustar aquel churrasco que «esgotamos toda a carne que tiñamos nun día».
La sorpresa fue grande en una jornada que, recuerda, se prolongó durante horas y estuvo amenizada «por uns amigos que foran músicos na Banda de Agolada e na Banda de Muimenta e tocaron despois da comida». A ese día atendiendo «cunha parrilla pequeniña» en la que no daban abasto, le siguieron más y todos con un gran número de clientes tal que Salgado, conocido por todo el mundo como Maranteiro, se tuvo que poner al frente de la parrilla. Tanto es así que el negocio se conoce casi más por Parrillada Maranteiro que por su verdadero nombre, que es el de Mesón A Roda.
Aunque en todos estos años tuvo diversos empleados, él fue el maestro parrillero de un negocio del que cogió el relevo su hija Natalia, que se encarga ahora del asado de la carne. El secreto, asegura, resulta bien sencillo. No hace falta más que «dúas cousas: unha boa carne e unhas boas brasas». El resto, asegura, «é ter boa vista e vixiar a carne para que non se queime (risas) e retirala no seu punto».
Al negocio le ayudó su don de gentes y su pericia con las brasas. Antes de abrir, reconoce que no tenía como experiencia hostelera más que la de hacer churrasco en su propia casa. En todos estos años le ha dado de comer «a políticos de todas as cores e a moitísima xente», a los que hizo felices con sus platos.
Ahora, a sus 77 años, ya hace tiempo que a los mandos de la parrilla está su hija, pero le sigue encantando ir por el negocio «e falar coa xente porque son todos amigos». Y es que ni en Rodeiro ni en toda la comarca de Deza no hay nadie que no conozca a Maranteiro, tanto por su faceta política como concejal muchos años, como sindicalista o como hostelero. El churrasco que servían empezó siendo de ternera, al que se sumaban otros platos de carne: de croca y chuletón. El producto compra proviene de animales criados en Rodeiro, y alguno en el vecino Dozón.
La importante ganadería de la zona y unos espectaculares pastos permiten disponer de una carne excepcional. Salgado reconoce que fue la clientela la que fue haciendo crecer el negocio, algo que «non imaxinaba cando empezamos». Tanto es así que ya en muy poco tiempo tuvo que ampliar y construir un comedor más grande para dar cabida a los comensales que llenaban el local día sí y día también.
Eran otros tiempos, y por aquel entonces los negocios como el suyo casi estaban abiertos día y noche. Recuerda que incluso «había días que chegaban pandillas que viñan de festa, pitaban desde o coche diante da casa e berraban: ¡Maranteiro, temos fame!. Eran ás 5 ou as 6 da mañá e o Maranteiro levantábase e dáballe de comer», cuenta. Rememora aquellas noches en las que las cenas se prolongaban con partidas hasta bien entrada la madrugada. «Era unha alegría todo».
Si primero fue el churrasco de ternera, ahora el que más se demanda «sobre todo pola xente da costa, das Rías Baixas, é o churrasco mixto», que incluye carnes de cerdo y de ternera. Cuando abrían todos los días, menos uno de descanso a la semana, la parrilla se alimentaba de un sinfín de terneros «porque o churrasco faise coa falda, e cada animal só ten dúas», sentencia.
Productos de las rías baixas