
Dos vecinos de Silleda decidieron casarse siguiendo este rito tradicional en el emblemático conjunto castreño dezano
07 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Pudo ser con un Elvis en Las Vegas, en el precioso jardín de un pazo, en el salón de plenos de un ayuntamiento o en una coqueta iglesia, pero María José y Germán decidieron que su boda iba a ser especial, no solo por el cómo, si no también por el lugar en el que se iba a festejar su original casamiento. Estos dos vecinos de Silleda celebraron su boda siguiendo la tradición celta en el emblemático Castro de Toiriz.
María José Méndez, vecina de Escuadro, y Germán Bocio Cenizo, sevillano pero residente en Silleda desde hace una década, se unieron en matrimonio civil el sábado pasado. Pero después de la ceremonia oficial los novios quisieron que el enlace se asentara sobre las bases del rito celta. Una manera peculiar y cada vez más popular de darse el «si, quiero».
Esta ceremonia basada en el proceder de esta cultura atávica contó con la presencia de algo más de una veintena de invitados. María José y Germán hicieron sus votos dentro de un círculo ancestral, uniendo sus manos, y siguiendo las instrucciones de la improvisada druida Mónica González, teniente alcalde del Concello de Silleda.
Los celtas denominaron handfasting a esta forma de jurarse amor eterno en la que los tortolitos juntan sus manos. Esta unión se hace con una o dos cuerdas y simboliza la alianza de sus cuerpos y de sus almas entre sí y con la tierra. Lo hicieron en un círculo con cintas blancas y doradas, que en esta tradición nupcial representan los rayos de la luz solar.
Aunque él no vestía como mandan los cánones, María José si se asemejaba a una novia celta con un vestido blanco, un colgante a modo de amuleto y una diadema también blanca que coronaba el atuendo. El tiempo también les acompañó en una soleada y cálida mañana de agosto, quizá no es el que le hubiera gustado a los aguerridos norteños, pero a buen seguro fue lo ideal para la feliz pareja.
Desconocemos si formaba parte del ritual celta, pero en la boda no faltaron detalles como la enorme pancarta con la que Germán propuso matrimonio a su amada.