El catamarán de Portodemouros, un viejo proyecto que se quiere reanimar

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

VILA DE CRUCES

CARLOS FERNANDEZ SOUSA

La idea surgió hace quince años y este fue retomado por algunos alcaldes

13 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El 18 de enero del 2005 los alcaldes de Vila de Cruces, Agolada, Arzúa y Santiso se reunían para tratar una petición conjunta ante las diferentes Administraciones y poder poner en marcha un catamarán turístico en el embalse de Portodemouros. El objetivo hace tres lustros era realizar rutas para potenciar el turismo y la gastronomía en los cuatro municipios que rodean el pantano.

Los cuatro alcaldes estaban de acuerdo en impulsar esta iniciativa y, en aquella reunión, se repartieron las funciones. El entonces regidor de Vila de Cruces quedara comisionado para buscar ayudas a través del plan Leader Plus, al ser el secretario del grupo de acción local.

Después de aquel encuentro vinieron muchos más y las presentaciones de la iniciativa a las diputaciones de A Coruña y Pontevedra y a la Xunta. El objetivo era conseguir los fondos necesarios para hacer realidad un proyecto que pretendía seguir la estela de otros catamaranes turísticos como el de que opera en la Ribeira Sacra.

Este año, quince después de aquel primer encuentro en diciembre del 2005, los alcaldes de Vila de Cruces, Agolada y Santiso volvieron a reunirse para hablar del tema. La llegada de la pandemia dejó en punto muerto la iniciativa, pero tanto los responsables municipales de Agolada como de Vila de Cruces ven con muy buenos ojos que aquel proyecto se pueda hacer realidad.

El alcalde de Agolada, Luis Calvo, apunta que «queremos xuntarnos os catro cando remita a pandemia» y considera que el catamarán sería un buen elemento para generar riqueza. Calvo calcula que el coste sería «1,3 millóns de euros a repartir entre os catro concellos». Por parte de Agolada, la intención del gobierno local es seguir potenciando la zona de Brocos, al pie del embalse. Quieren pedir ayuda para arreglar la carretera que conduce hasta allí. En la localidad volvió a resurgir el club náutico que el pasado verano desarrolló ya diferentes actividades. El gobierno local, apunta Calvo, está realizando una rampa en el embalse, y esperan contar también con un aparcamiento y un restaurante.

El regidor cruceño, Luis Taboada, señala que los tres alcaldes se reunieron en Vila de Cruces. Cree que es una buena idea pero que «haberá que estudar moito porque por un lado hai que ter en conta o custe da posta en marcha do servizo pero tamén, que é case mais importante, o custe do mantemento e analizar a súa viabilidade». Calvo por su parte indica que ya habló con sus homónimos de Santiso y Cruces y solo le queda hacerlo con el de Arzúa, pero cree que «os catro estamos de acordo».

Tanto Calvo como Taboada ven en el catamarán una oportunidad para atraer gente a sus respectivos municipios y consideran que los visitantes tendrán mucho que ver tanto en Cruces como en Agolada, a la vez que ponen el acento en la belleza del paisaje de la zona del embalse y el atractivo que siempre tiene «dar un paseo en barco». Con los quince años transcurridos, en territorio dezano consideran que sus respectivos municipios tienen ahora mucho mas que ofrecer a los visitantes. Entre otras cosas, varias rutas más que entonces no existían, además de atractivos turísticos, como en el caso de Agolada son Os Pendellos.

Un poco de historia para una iniciativa que segó la crisis

Los ex alcaldes de Agolada, Ramiro Varela, y Vila de Cruces, Jesús Otero, coinciden en que fue la llegada de la crisis la que echó al traste la iniciativa, que ya tenía avanzadas las negociaciones con las Administraciones e iba por buen camino. Después de aquel encuentro primigenio de los regidores de Santiso, Arzúa, Cruces y Agolada, en diciembre del 2005, estos se reunían con el entonces presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán. La institución provincial se comprometía en ese momento a financiar la mitad del coste del catamarán.

Se hablaba ya de un barco con capacidad para 70 personas, de aluminio y cubierto con una cristalera que permitiera observar los paisajes y otras curiosidades de la ruta aún en los días con peor tiempo. La construcción de los cuatro embarcaderos y la adquisición del catamarán suponía un coste de 1.328.200 euros, sin contabilizar las inversiones necesarias para los permisos y obras. La pretensión era que el catamarán tuviese cuatro paradas, una en cada municipio e hiciese un recorrido de unos 20 kilómetros por la cola del embalse.

En mayo del 2007 los cuatro alcaldes se reunían con el entonces secretario xeral de Turismo, Rubén Lois, para hablar del proyecto. La iniciativa contaba en ese momento con el beneplácito de la Xunta y de las dos diputaciones. La consellería se iba a encargar de hacer un estudio de costes minucioso del proyecto que se llevaría a cabo en varias anualidades. El coste sería afrontado a partes iguales por cada una de las diputaciones, Xunta y concellos. Estos últimos pagarían una cuarta parte del total, dividida entre los cuatro teniendo en cuenta el número de habitantes por municipio. Varela comenta que «o que máis custaba eran os pantaláns porque o embalse tiña unha baixada de nivel importante eses anos ao longo do ano, algo que estes últimos non ocorre». Fenosa les pedía que se instalaran pantalanes sólidos para evitar que los llevara el agua y acabaran en el azud de la presa. Varela llegó a ir a Crecente en el embalse de Frieira a ver un barco que estaba parado «pero custaba máis sacalo de alí que o que custaba o barco». Otero recuerda que la idea era que el catamarán tuviese base en Arzúa u realizase un recorrido por todo el embalse y defiende que «hoxe temos moitas máis cousas que ensinar aos que veñan».