Botín coloca a su hija al frente de Banesto y sustituye a Ángel Corcóstegui en el SCH

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ECONOMÍA

Ana Patricia Botín recupera la condición de principal candidata para suceder a su padre cuando se jubile El consejo de administración del Banco Central Hispano (SCH) aprobó ayer, en una reunión extraordinaria, el relevo de su consejero delegado y vicepresidente primero, Ángel Corcóstegui, que será sustituido por Alfredo Sáenz, hasta ahora presidente de Banesto. Sáenz dejará la riendas de esta entidad en manos de Ana Patricia Botín, la mayor de los hijos del presidente del SCH. Los cambios obedecen a un nuevo golpe de mano de Emilio Botín, que pretende cerrar la crisis de poder abierta en el seno del banco el verano pasado y que acabó con la salida de José María Amusátegui de la copresidencia de la entidad.

14 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

Emilio Botín, que el pasado sábado celebró su primera junta de accionistas como presidente único del SCH, dio ayer un nuevo paso en su estrategia para controlar la primera línea ejecutiva del banco. Además de eliminar a Ángel Corcóstegui, que, según rezaba el comunicado oficial difundido ayer por el banco ha renunciado al cargo «por motivos personales», coloca a su hija al frente de Banesto, entidad controlada por el SCH. Este nombramiento se interpreta en medios financieros como un claro mensaje de que Ana Patricia Botín está llamada a asumir mayores responsabilidades en el futuro del SCH. Además, Francisco Luzón, director general de la División América, pasa a ser miembro de la Comisión Ejecutiva del banco, dependiendo exclusivamente de Botín. Por su parte, Jaime Botín, hermano del presidente del SCH, pasa a ocupar la vicepresidencia primera. Tres áreas De esta manera, Botín reorganiza la estructura ejecutiva en tres grandes áreas, independientes entre sí y controladas directamente por él. Alfredo Sáenz se encargará del negocio en España, Luzón de todo lo relacionado con Latinoamérica y Ana Patricia dirigirá Banesto, la otra gran marca del grupo. La marcha de Corcóstegui, que también deja la vicepresidencia de Cepsa, era algo cantado en medios financieros. La salida de Amusátegui le dejó tocado. Además, Botín nunca le ha perdonado los 540 millones de euros que se gastaron en Patagon, un proyecto que no ha dado los frutos deseados.