
El Tribunal de Parma declaró ayer insolventes a Parmalat Finanziaria, con 1.237 millones de euros de deudas; Eurolat, con 383 millones; y Lactis, con 56,6 millones, como había solicitado el comisario extraordinario nombrado por el Gobierno, Enrico Bondi, para proteger el patrimonio de la sociedad. También ayer se supo que las autoridades italianas investigan a otros cuatro implicados en el caso Parmalat, entre ellos los auditores de la agencia Deloitte & Touche Adolfo Mamoli y Giuseppe Rovelli, el ex directivo de Bank of America Luca Sala y un consejero del grupo agroalimentario, Angelo Ugolotti. Aumenta así a 25 el número de investigados por las autoridades trasalpinas en el marco del complejo entramado financiero de Parmalat, en quiebra desde el pasado 27 de diciembre. Rovelli fue el encargado de certificar para Deloitte & Touche el balance del grupo del año 2002, actualmente invalidado, mientras que Mamoli firmó el de 2001. Cada día que pasa, los problemas de la multinacional lechera se ahondan con nuevas revelaciones sobre la trama financiera que escondió durante años su realidad contable, surgidas de los interrogatorios y de las investigaciones judiciales. El último dato que ha trascendido es el pasivo de más de 2.000 millones de euros hallado en Parmatour, la operadora turística de los propietarios de Parmalat, la familia Tanzi, para la que posiblemente se pedirá en breve la insolvencia. El juez de Milán Guido Piffer rechazó la demanda de arresto domiciliario para el fundador y ex presidente de Parmalat, Calisto Tanzi, encarcelado desde el pasado 27 de diciembre. En prisión se encuentra también el ex director financiero de la compañía, Fausto Tonna, que tras 30 horas de interrogatorio ha puesto a los investigadores sobre diversas pistas de la trama urdida para manipular la contabilidad. Las declaraciones de Tonna, que asegura haber actuado a las órdenes de Tanzi, pusieron en evidencia a los bancos italianos.