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Villalonga culpa a su antecesor en Telefónica de la venta de Sintel

j.a.b. | madrid

ECONOMÍA

Aseguró ante la Audiencia Nacional que desconocía la operación con Mas Canosa El empresario llegó al juzgado dos horas antes de tener que declarar como imputado

15 feb 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

Juan Villalonga, presidente de Telefónica entre 1996 y el 2000, responsabilizó ayer a su antecesor en el cargo, Cándido Velázquez-Gaztelu, de cualquier problema relacionado con la venta de Sintel, filial de la operadora, a una compañía de la familia de origen cubano Mas Canosa. El otrora todopoderoso empresario español, que hizo carrera al principio del proceso de privatización de sociedades públicas emprendido por el primer Gobierno del PP, declaró como imputado ante la Audiencia Nacional, condición que mantendrá hasta que concluya la instrucción, según las fuentes consultadas. Su interés por despistar a los medios de comunicación, y también a la treintena de ex trabajadores de Sintel que le esperaban a las puertas del citado órgano judicial coreando consignas como «onga, onga, onga, a la cárcel Villalonga», hizo que el antiguo hombre fuerte de la operadora española pasará más tiempo haciendo pasillos (llegó dos horas antes de su cita y se marchó más de una hora después de concluir su interrogatorio) que dentro del propio Juzgado Central de Instrucción número 1. Allí, su titular, Santiago Pedraz, también tomó declaración después al ex secretario general de Telefónica y asesor jurídico en el traspaso de Sintel, José María Millet. Este último se mostró mucho más elocuente que su antiguo presidente, pese a que también alegó que él no gestionó «directamente» la operación. Ésta fue precisamente la excusa esgrimida por Villalonga para tratar de desvincularse de la compraventa. «Yo no supe nada de la venta ?dijo al juez, según fuentes jurídicas?, porque no pasó por el comité de dirección ni tampoco por el consejo de administración, ya que se encargó de ella la secretaria general». Insistió en que su equipo directivo se limitó a ejecutar un traspaso que fue cerrado un mes y medio antes de que llegara al cargo (en abril de 1996) por su antecesor. «Cerrazón absoluta» La actitud de Villalonga, que ahora reside en Londres (tiene también casa en EE.UU., pero no en España) y está embarcado en un proyecto inmobiliario innovador en Portugal (donde también es consejero del banco Espirito Santo), fue tachada de «cerrazón absoluta» por parte del abogado de los antiguos trabajadores de Sintel, Francisco Hernando. Más datos ofreció Millet, antiguo secretario general de la operadora, quien declaró que ésta trató de reflotar Sintel, a la que dio 750 millones de euros entre 1996 y 1998 ?el ex presidente afirmó que la venta se aplazó dos años porque su filial «tenía dinero»? entre ampliaciones de capital, compra de inmuebles y distintos encargos. Las declaraciones continuarán entre el 21 de febrero y el 1 de marzo, cuando están citados ?también como imputados? ocho presuntos testaferros de cinco sociedades (la mayoría radicadas en paraísos fiscales) a las que habrían sido transferidas gran parte de las acciones de la sociedad Mastec Internacional, última compradora de Sintel. Las diligencias han sido solicitadas por la Fiscalía, que considera que una decena de ex directivos de Telefónica serían responsables de la posterior quiebra, en el 2001, de su filial.