El abogado del principal acusado por la presunta estafa multimillonaria de Gescartera, Antonio Camacho, optó ayer por una huida hacia adelante en su estrategia exculpatoria, según la definieron desde la Fiscalía y las acusaciones personadas en este macroproceso. Durante su intervención final en el juicio, el letrado argumentó que entre su defendido y su entorno familiar «llegaron a perder más de 19 millones de euros» en distintas aportaciones para tratar de «reflotar» la agencia de valores.
Frente a la tesis acusatoria de que Gescartera era en pocas palabras «una cueva de ladrones y estafadores», el defensor de Camacho sostuvo que se trataba de «una empresa ilusionante» y que ello fue percibido en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, motivo por el cual autorizó su transformación en agencia y archivó el expediente abierto contra ella, eso sí, con sanción. Según su argumentación, casi la mitad del agujero de Gescartera cifrado por los peritos del Banco de España en 50,2 millones de euros- se produjo por la intervención de prestamistas-usureros que, «posiblemente», pudieron aprovecharse de ese dinero mediante retiradas en efectivo o con cheques al portador.
Según su informe, Camacho y sus gestores tuvieron que recurrir a ellos porque el dinero que pudieron aportar de su patrimonio personal era insuficiente para cubrir las pérdidas de la agencia.