La Reserva Federal (Fed) decidió ayer rebajar de nuevo los tipos de interés, esta vez medio punto, hasta el 3%, como parte de sus redoblados intentos por alejar el fantasma de la recesión y estimular la maltrecha economía estadounidense, lastrada por el estallido este verano de la crisis hipotecaria. Aunque el recorte se daba por hecho, y era esperado por el mercados y los analistas, vino avalado por el decepcionante dato conocido horas antes de que la economía estadounidense creció solo un 0,6% en el cuarto trimestre del 2007, la mitad de lo pronosticado por los analistas. En el conjunto del 2007, el incremento del PIB alcanzó el 2,2%, lo que supone una desaceleración de siete décimas respecto al 2006 y el menor ritmo de avance cinco años.
El movimiento de ficha de la autoridad monetaria se produce solo ocho días después de que decidiera, en una reunión de emergencia tras el llamado lunes negro en el que se desplomaron las bolsas de medio mundo, rebajar el precio del dinero otros tres cuartos de punto. Desde el pasado 18 de septiembre, los ha recortado en total en dos puntos y cuarto (en cinco ocasiones consecutivas), algo que no sucedía desde 1990. El nivel en el que quedaron ayer es el más bajo desde junio del 2005.
Comunicado
Como es habitual, todas las miradas estuvieron puestas en el comunicado en el que el Comité de Mercado Abierto de la institución monetaria anuncia sus decisiones y ofrece un análisis de la situación económica presente y futura. En él, señaló que los mercados financieros «siguen bajo un considerable estrés» y que «el crédito se ha vuelto más rígido para algunos negocios y hogares», haciéndose eco también de que el mercado inmobiliario se ha contraído aún más. Sobre la inflación, la Fed indicó que espera «que se modere en los próximos trimestres», aunque «será necesario seguir estrechamente su evolución».
Menos ambiguo y un poco más extenso que en otras ocasiones, el comunicado de la institución presidida por Ben Bernanke añade que la rebaja de ayer, combinada con las bajadas anteriores, «deberían ayudar a impulsar un crecimiento moderado a lo largo del tiempo y a mitigar los riesgos económicos. Sin embargo, la amenaza de una desaceleración continúa presentes». Por ello, el banco central señaló que seguirá muy pendiente de la situación para actuar, de nuevo, si fuera necesario, dejando así la puerta abierta a futuros recortes de tipos.
Plan Bush
Por su parte, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, afirmó que tiene una gran confianza en las actuaciones de la Reserva Federal, aunque añadió que «la política monetaria no es la respuesta a todo». Paulson defendió la necesidad y urgencia de aprobar el paquete de medidas fiscales acordado por la Casa Blanca y los demócratas. El programa ha recibido ya el visto bueno de la Cámara de Representantes, y ahora deberá llegar al Senado. El presidente, George W. Bush, reconoció ayer que la economía tiene algunos retos en el «corto plazo» pero se mostró confiado en vencerlos.
Malos augurios
Sobre el dato de crecimiento del producto interior bruto estadounidense durante el cuarto trimestre del 2007, el estratega Sal Guatieri, de BMO Capital Markets, subrayó que está por debajo de lo esperado. «La conclusión es que la economía estaba ya perdiendo fuerza a finales del año pasado y creo que lo seguirá haciendo. El gasto de los consumidores y las inversiones de las empresas también se frenarán». Firmas como Morgan Stanley, Merrill Lynch, Goldman Sachs o Citigroup predicen para este año la llegada de la primera recesión desde el 2001.