Hélices gallegas de bronce para la Rolls

Miguel Á. Rodríguez

ECONOMÍA

Algunas de las diez mejores ingenierías del mundo contratan en Vilagarcía piezas de alta precisión para propulsar grandes buques fabricados en todo el mundo

29 may 2008 . Actualizado a las 12:25 h.

Hasta hace solo dos años, el fabricante vigués de equipos de propulsión para barcos Baliño S.?A. compraba en Portugal, Santander o Letonia las hélices de bronce que utilizaba para sus procesos. En febrero del 2007, el presidente de la sociedad, José García Costas, asistió orgulloso a la primera producción en serie de la arousana Fundivisa, creada por él mismo para fabricar sus propias hélices. Hoy la empresa tiene proyectos para duplicar su capacidad y el referente inicial, Baliño, ha pasado a ser uno de sus menores clientes.

Un intenso trabajo de I+D que logró adaptar robots de la automoción a los procesos de pulido de estas aspas doradas gigantes ha conseguido colar a Fundivisa entre los fabricantes europeos de mayor precisión en su sector. Rolls Royce, Schottel, Man Alpla Diesel, Berg, Scana o VA Tech Escherwyss, algunas de las diez mejores ingenierías del mundo, son ya clientes habituales de la planta arousana, cuyo accionariado está formado por Baliño, Mecanasa y Núñez Vigo, tres de las sociedades controladas por García Costas.

Apenas año y medio después de su nacimiento, Fundivisa despacha 900 toneladas anuales. La firma compra lingotes de cobre en Inglaterra y Barcelona y los funde en sus hornos para moldear las hélices, de hasta seis metros de diámetro, a la medida de sus clientes. Algunas flotas de la Armada en la India o en Asia equipan sus barcos con el producto gallego.

Reciclaje de virutas

Nada pierde el sentido del negocio en Fundivisa. Cada semana, por ejemplo, la industria genera varias toneladas de viruta de cobre, que se reenvían a Barcelona para su reciclaje en nuevos lingotes. En menos de un año, la firma pretende contar con la maquinaria precisa para realizar este aprovechamiento sin salir de Galicia. Así lo explica Pablo Meijide, gerente de la firma y diseñador del proyecto, al que se incorporó tras una dilatada experiencia en un prestigioso fabricante portugués.

«Arrancar esta industria fue muy duro -recuerda Pablo-, la inversión de 4,5 millones de euros prevista inicialmente se disparó hasta casi ocho millones». Hoy la firma está ya contratando nueva maquinaria, que le permitirá superar las 1.500 toneladas anuales de producción, aunque el límite de la fundición hace posible llegar hasta 2.000. Casi el 90% de las hélices arousanas se exportan a todo el mundo.

Apuesta por el I+D

Al margen de la idea industrial, que ha demostrado en pocos meses ser todo un hallazgo, elogiado incluso por el conselleiro de Industria, Fernando Blanco, como un ejemplo de aprovechamiento y engrandecimiento del sector naval, el éxito del proyecto de García Costas radica en la decidida apuesta por el I+D y la robótica.

Mecanizar los procesos de pulido ha permitido mejorar la precisión y rapidez en los pedidos hasta lograr la homologación como fabricantes de la denominada «clase S», las hélices más sofisticadas que equipan los mejores barcos del mundo (desde megayates de lujo hasta los buques militares).

Meijide explica cómo algunos de sus últimos pedidos fueron encargados por China, Turquía o la India. Varias piezas de Fundivisa se convirtieron en el icono de la última gran exposición naval celebrada en el instituto ferial vigués. Ahora, la competencia de Fundivisa está localizada en países como Francia, Letonia, Alemania, Dinamarca, Noruega o Finlandia. Pero ninguno ha logrado introducir los avanzados procesos industriales gallegos.