Los demócratas se niegan a darle un cheque en blanco a Bush para su plan de rescate

César Muñoz Acebes

ECONOMÍA

23 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los líderes demócratas del Congreso de EE.?UU. se negaron ayer a dar un cheque en blanco al Gobierno para lanzar uno de los mayores rescates financieros de la historia del país y propusieron cláusulas para el control del dinero. El presidente George W. Bush insistió en la necesidad de actuar «rápidamente», en un comunicado emitido por la mañana con el objetivo de marcar el debate público del día. El mandatario instó a los legisladores a no incluir cláusulas no relacionadas con la crisis financiera o disposiciones que «socaven» su efectividad.

Pero los demócratas también dejaron claro que no van a firmar un cheque de 700.000 millones de dólares (495.000 millones de euros), que es el volumen del paquete que negocian las dos partes, para que el Gobierno haga lo que le parezca. «Sería algo sin precedentes dar 700.000 millones de dólares a un individuo que está a punto de irse, sin ningún tipo de supervisión, transparencia y rendición de cuentas», dijo el demócrata Christopher Dodd, presidente del Comité de Banca del Senado. Ese individuo es Henry Paulson, el secretario del Tesoro, cuyo plan inicial, de tan solo dos páginas y media, se reservaba la máxima flexibilidad para el uso de los fondos sin ningún tipo de mecanismo de revisión de las decisiones. La contrapropuesta que le entregaron ayer los líderes del Senado prevé, en cambio, la creación de un comité de supervisión, que estaría integrado por representantes de las agencias de regulación financiera y del Congreso. También demanda que el Gobierno reciba acciones de las empresas a las que ayude. La propuesta demócrata pide además ayuda para los propietarios de viviendas y permite a los jueces suavizar los términos de las hipotecas de los dueños de casas que se han declarado en bancarrota para que puedan seguir en sus hogares.

Esa última cláusula se enfrenta a la oposición de los bancos, que son el tercer actor en liza en las negociaciones, y que han inundado el Congreso con sus representantes para maximizar sus ventajas con el paquete.

Y dado que los contribuyentes estadounidenses pagarán por las malas decisiones de inversión de los directivos de las empresas, la propuesta, divulgada por Dodd, quiere que se ponga tope a sus salarios millonarios. «Queremos limitarlos como condición para darles la ayuda», dijo ayer Barney Frank, el presidente del Comité de Servicios Financieros en la Cámara baja. «Si el secretario Paulson está de acuerdo, iremos rápido, pero si no se retrasará», indicó Frank. Paulson, que fue consejero delegado de Goldman Sachs antes de asumir su cargo actual, ha dicho que esta medidas podrían tomarse posteriormente y que el paquete no debería ser «punitivo».

No obstante, el ambiente político parece estar en su contra, pues tanto el candidato presidencial demócrata, Barack Obama, como el republicano, John McCain, han cargado contra la «avaricia» de los especuladores en Wall Street.

En todo caso, sobre lo que sí hay acuerdo entre la Casa Blanca y el Congreso es sobre la línea general del plan: que es necesario, que contará con 700.000 millones de dólares y que comprará deuda de mala calidad vinculada a las hipotecas para la que ahora no hay mercado, porque nadie en el sector privado quiere ni tocarla. Bush insistió ayer de nuevo en que las consecuencias de no actuar serían profundas, pero algunos legisladores se resintieron de esas presiones.

«Muchos de nosotros votamos a favor de una guerra en Irak que ahora lamentamos», dijo el republicano Christopher Shays. «Creo que hay un cierto número de congresistas que queremos suficiente tiempo. No hablo de una semana, pero sí suficiente tiempo para debatir esto», añadió.