El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, insistió ayer en que la petrolera hispano-argentina Repsol-YPF deberá salir de Ecuador tras rechazar cambios en el contrato que le permite extraer unos 60.000 barriles diarios de crudo, y remarcó que «ya es muy tarde» para una negociación. Correa justificó la decisión en que «Repsol ha hecho que perdamos el tiempo durante ocho meses, además de haber disminuido la producción y las inversiones pactadas».
Tras el anuncio, el viernes, de la ruptura unilateral y anticipada del contrato con la compañía, esta había manifestado su voluntad de proseguir las conversaciones con las autoridades ecuatorianas. El propio presidente español, Rodríguez Zapatero, ofreció la mediación de sus ministros de Asuntos Exteriores e Industria para reconducir la situación. No obstante, Correa afirmó que «ya es muy tarde» para explorar esa posibilidad, y precisó que los campos de Repsol serán transferidos «a una de tantas empresas que están ansiosas de invertir en el país». La petrolera española tiene derechos sobre tres bloques de exploración en el país, donde genera el 1% de su producción mundial.
Con la idea de garantizarse mayores recursos, el Ejecutivo de Correa presionó a las compañías extranjeras para que se adhieran a un convenio de prestación de servicios, que deja todo el crudo en manos del Estado a cambio de recibir un porcentaje de los beneficios.
Esta es la segunda decisión que adopta el Gobierno frente a empresas extranjeras en el último mes, después de decretar la expulsión y el embargo de los bienes de la constructora brasileña Perenco, acusada de incumplimiento de contrato.
Ecuador es el quinto productor de petróleo en Sudamérica y el miembro más pequeño de la OPEP, con la extracción diaria de 507.000 barriles.