La caída en desgracia de las grandes economías llevará aparejado un drástico recorte de la demanda
08 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.En menos de cinco meses, el precio del petróleo, una de las grandes preocupaciones de los Gobiernos occidentales durante la primera mitad del año, ha dejado de ser una amenaza para las grandes economías del planeta. En ese período, el barril de crudo se ha abaratado la friolera de un 73%, abriendo una brecha de más de cien dólares respecto a los máximos históricos alcanzados en julio y echando de paso por tierra las agoreras previsiones que lo situaban en el entorno de los 200 dólares en un futuro más o menos inmediato.
Las sucesivas confirmaciones de la entrada en recesión de las principales economías del mundo y el impacto de las crisis financiera en las inversiones de los hedge funds (fondos de alto riesgo que operan a muy corto plazo) , responsables en buena medida de la escalada del oro negro hasta sus récords, lo han hecho posible, y ahora el brent -la referencia en Europa- se mueve en los niveles más bajos de los últimos tres años y medio.
Inflación y tipos
Y es que, para alivio de las tensiones inflacionistas, y por extensión de las rebajas de tipos de interés, los mercados de materias primas están sufriendo de lleno, más incluso que las bolsas, los efectos de la crisis. En definitiva, por lo que apuestan los inversores es por un drástico frenazo en el el ritmo de aumento de la demanda mundial de petróleo. En los últimos días, se han incrementado las voces que apuntan, incluso, a una caída del consumo de oro negro durante los dos próximos años. De confirmarse estas previsiones, sería la primera vez que ocurre desde hace un cuarto de siglo. El anuncio oficial de la entrada en recesión de Estados Unidos, esta misma semana, y las expectativas de que ni siquiera los países emergentes como China o la India -hasta ahora garantes del crecimiento mundial- consigan soslayar la temida contracción económica han reforzado la idea de una menor demanda.
Recorte de producción
Y mientras tanto, en el seno de la OPEP aumentan los partidarios de un drástico recorte de la producción que devuelva las cotizaciones a niveles de 70-90 dólares por barril. «Necesitamos esos precios para justificar nuestras inversiones», declaraba hace unos días el presidente de turno de la organización, el argelino Chakib Jellil. El cartel se reúne el próximo día 17 en Argelia y todo el mundo da por seguro que el encuentro se saldará con una importante rebaja del bombeo.
Con todo, la mayoría de los analistas, incluso los que hace unos meses hablaban del barril a 200 dólares como una posibilidad cercana, apuestan ahora por unas cotizaciones en el entorno de los 50 dólares para el próximo año.