El Consejo de Seguridad de Transporte estadounidense (NTSB) ha lanzado una advertencia urgente sobre el motor de los aviones Boeing 777, tras constatar que puede repetirse el fallo que hizo que el 17 de enero del 2008 un avión de la compañía British Airways aterrizase de emergencia en el aeropuerto de Londres-Heathrow, tras perder potencia durante el descenso.
Posteriormente, se produjo un segundo accidente en un avión de Delta Air, que operaba la ruta Shanghái-Atlanta. El piloto advirtió una pérdida de potencia durante el vuelo, aunque consiguió aterrizar sin problemas.
El fallo está relacionado con la formación de hielo en el sistema de combustible, que obstruye los conductos y puede hacer caer el avión en picado. Por ello, la NTBS ha instado al fabricante del motor, Rolls Royce, a rediseñar estos componentes, que las aerolíneas deberán incluir de inmediato.