El barril de crudo, que se ha encarecido un 97% con la recesión en su punto más álgido, supera los 72 dólares
12 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Nadie dijo que entender esta crisis fuera sencillo y hay factores, como la recuperación de los mercados de materias primas, que lo están poniendo todavía más difícil y que, para mayor preocupación, amenazan con cercenar los tan traídos y llevados «brotes verdes» de los que tanto se ha hablado en las últimas semanas, complicando, y mucho, el adiós a la recesión.
Desde los mínimos de diciembre pasado, el barril de petróleo se ha encarecido nada más y nada menos que un 97%. Y lo ha hecho con la crisis en su punto más álgido y con el telón de fondo de una demanda en franco retroceso. Lo propio han hecho también algunos metales, con la producción industrial en sus horas más bajas; el oro, que camina decidido hacia los mil dólares por onza; y algunos cereales como el trigo o el maíz.
¿Qué es lo que ha pasado? En el seno de la OPEP lo tienen claro: «La especulación ha vuelto, y no solo al petróleo, sino a a todas las materias primas», proclamaba tajante hace unos días el secretario general del cartel, Abdalá el Badri, después de que el barril de crudo tocase de nuevo el listón de los 70 dólares. Ayer superó los 72.
Tampoco en la Agencia Internacional de la Energía (AIE) albergan dudas. El organismo encargado de velar por los intereses de los países consumidores dejó claro ayer que comparte la opinión de la OPEP: que la escalada tiene un elevado componente especulativo. Sin evidencias de recuperación, la AIE ha elevado, por primera vez en muchos meses, su previsión de demanda mundial para este año hasta los 83,3 millones de barriles diarios, lo que supondría una caída del 2,9% respecto al 2008, pero también 120.000 barriles más de lo que estimaba hace un mes. «Esta revisión no implica forzosamente un inicio de la reactivación económica, sino que podría simplemente indicar que lo peor de la recesión ya ha pasado», precisó el organismo.
Los analistas de Goldman Sachs, referencia obligada en materia de crudo, no dudan de la continuidad de la escalada. En su opinión, uno de los factores que la están sosteniendo es la «normalización del mercado de crédito», cuyo cierre a cal y canto tras la caída de Lehman dejó sin aire a los fondos especulativos, que realizan la mayoría de sus apuestas a crédito.
La amenaza de la inflación
El miedo a la inflación es otro de los factores que están alimentando la resurrección del apetito por las materias primas. Son muchos los que piensan que las masivas inyecciones de liquidez ordenadas por las principales autoridades monetarias del planeta para combatir la crisis acabarán por desencadenar, más pronto que tarde, una escalada de precios. Y ello, aunque algunas voces continúen hablando de la temida deflación. La ecuación es simple: ante la amenaza inflacionista, los inversores prefieren poner su dinero a salvo de pérdidas de valor y lo colocan en activos refugio como el oro.
Y, como la pescadilla que se muerde la cola, el resurgir de las commodities puede convertirse, y así lo creen muchos analistas, en el principal obstáculo para la recuperación económica, precisamente por la amenaza de inflación que entraña.
La debilidad del dólar está haciendo el resto. Con unos tipos de interés en mínimos históricos, la divisa estadounidense está abocada a perder terreno y su depreciación abarata las apuestas en los mercados de materias primas, donde las transacciones se abonan en dólares.
Así las cosas, hay expertos que consideran que el regreso a los cien dólares es solo cuestión de tiempo, y no de mucho. A finales del año que viene, según Goldman Sachs, que sitúa la cotización del west texas -referencia en EE.?UU.- al término de este ejercicio en torno a los 85 dólares. Los expertos del banco estadounidense basan sus predicciones en el esperado repunte de la demanda mundial, fruto de una mayor estabilidad económica, y en la vuelta de los inversores al conjunto de los mercados financieros tras la retirada masiva de fondos que siguió al estallido de la crisis.
Efecto en los bolsillos
Y, mientras tanto, los bolsillos de los ciudadanos ya están empezando a notar los efectos. La escalada del crudo y el incremento del consumo de gasolina en Estados Unidos propio de la época estival, con millones de desplazamientos en coche dentro del país, han colocado los precios de venta de los carburantes en Galicia en precios máximos en lo que va de año. El litro de 95 octanos se comercializaba ayer a 1,05 euros, el valor más alto desde octubre del 2008; mientras que el gasoil se vendía a 0,92. La primera se ha encarecido un 19,3% desde diciembre, y el segundo, un 2,22%.