Espejismos inflacionarios

Baltasar Manzano

ECONOMÍA

16 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Una lectura apresurada de las cifras del índice de precios de consumo publicadas ayer podría hacernos creer que los precios están invirtiendo su tendencia. La inflación interanual ha cambiado de signo desde julio del 2009 (-1,4%) al pasado mes de marzo (1,4%). Incluso una interpretación descuidada de estos datos podría llevarnos a pensar que son el reflejo de una cierta recuperación de la demanda. Podríamos continuar elucubrando y pensar que de seguir esta tendencia en el resto de Europa, el Banco Central Europeo quizás pensaría en elevar los tipos de interés, que actualmente están en su mínimo histórico.

Sin embargo estamos ante un espejismo. Conviene alejar de nuestra mente no solo cualquier fantasma inflacionario, sino también la posible respuesta del BCE, al menos durante los próximos meses.? La realidad que hay detrás de los datos que acabamos de conocer es bien distinta. La inflación subyacente sigue reflejando la debilidad de la demanda, con un crecimiento del 0,2% en el último año, sin que esta cifra haya experimentado variaciones apreciables desde el verano pasado.

¿Dónde está entonces la clave de que la inflación interanual se sitúe en el 1,4%? La respuesta la encontramos en el comportamiento de los productos que no están reflejados en la inflación subyacente, fundamentalmente los precios energéticos. El barril de crudo brent se está cotizando por encima de los 85 dólares, cuando hace un año apenas superaba los 53 dólares. Esto implica que los precios del petróleo han aumentado un 60% en los últimos doce meses.

En un escenario de crisis económica global, ¿qué razones hay para que el precio del crudo esté aumentando de esta manera? La razón está en el tirón de las economías emergentes como China y la India, que están compensando la debilidad del consumo en los países de la OCDE. Tanto es así, que la OPEP y la Agencia Internacional de la Energía acaban de revisar al alza sus previsiones sobre la demanda mundial de petróleo.

Quienes quieran ver la botella medio llena pueden consolarse pensando en que esta situación mejora nuestra competitividad, mientras que los pesimistas verán en ello un reflejo de la fragilidad de nuestra economía. Quizás convenga recurrir a Aristóteles para señalar que la virtud está en el término medio.