Directivos y empleados de Goldman Sachs niegan el fraude ante el Senado de EE.UU.

Tatiana López

ECONOMÍA

«Nunca engañamos a nuestros clientes», aseguró el director del banco de inversión

28 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Directivos y ex empleados del banco de inversión Goldman Sachs negaron ayer ante un subcomité del Senado estadounidense haber engañado a millones de clientes, tal y como aseguró el supervisor bursátil del país (SEC), que acusó a la institución de haber vendido productos de mala calidad que más tarde acabarían provocando la crisis financiera. «Nunca engañamos a nuestros clientes», aseguró el director de Goldman, Lloyd C. Blankfein, uno de los directivos llamados a declarar ayer.

La audiencia en el Capitolio se produjo apenas 10 días después de que la SEC denunciara a este banco de inversión por un supuesto delito de fraude. Una demanda que se fundamenta en dos acusaciones tan concretas como difíciles de probar ante la Justicia.

Por una parte, el supervisor acusa al banco de haber infringido la ley al no informar a sus inversores de que sus directivos estaban apostando en contra de las mismas acciones que recomendaban, algo que se contempla como un conflicto de intereses.

Ayer, el director del departamento de Hipotecas, Daniel Spark, restaba importancia a este hecho al asegurar que «aquellos clientes que no quisieron estos productos no los compraron y punto». Al ser interrogado por uno de los senadores sobre si no consideraba amoral no informar a sus clientes sobre la mala calidad de las inversiones que realizaban, Spark declaró que «debían haber sido los propios inversores quienes se preocuparan de ver dónde estaban invirtiendo».

También la segunda acusación de la SEC contra Goldman, que denuncia que los directivos de la empresa diseñaron intencionadamente productos para que fallaran en el mercado, era negada ayer «categóricamente» por uno de sus ex empleados, el asesor Fabrice Tourre. Un nombre que se situó en el epicentro de la tormenta después de que salieran a la luz varios correos electrónicos en los que el ejecutivo se jactaba de haber ganado millones gracias a la crisis de las subprime.

La filtración de estos documentos dio lugar a uno de los momentos más tensos de la vista, después de que el presidente del subcomité, Carl Levin, interrogara a Spark sobre otro correo en el que el antiguo directivo se refería a ciertos productos como «unos negocios de mierda». «¿Cuántos ''negocios de mierda'' vendió usted a sus clientes?», preguntó el político sin obtener contestación.

Aunque la vista de ayer no tendrá consecuencias legales, su celebración allana el camino para la reforma financiera de Barack Obama y que estos días se debate en el Senado.