Una pica en la metrópoli de los 4.000 rascacielos

La Voz

ECONOMÍA

22 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El seminario de captación de inversiones celebrado ayer en el marco de la Expo 2010 lo organizó el centro de negocios que posee en Shanghái el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), para el cual trabajan cinco personas, dos de ellas con una beca. Se ubica en una ciudad de extremos, húmeda y calurosa hasta resultar asfixiante, considerada la capital financiera de China y donde puede verse el sol esconderse tras la polución cuando la niebla se levanta.

Se extiende sobre 6.340 kilómetros cuadrados en los que actualmente habitan 18,9 millones de asiáticos, un 60,2% a mayores de los 11,8 millones que había empadronados en 1982. Redondeando, mide cuatro quintas partes menos que Galicia pero multiplica casi por siete su población. Es Occidente en Oriente o algo similar.

Al referido foro acudió también el director comercial de la Autoridade Portuaria de Ferrol-San Cibrao, Julio Hernández. No en vano, si se considera la carga transportada, la citada metrópoli se coloca como la primera dársena del mundo, en cuyas instalaciones se movieron durante el 2009 unos 582 millones de toneladas, según el Gobierno de Hu Jintao. Ello significa que, en aproximadamente un par de semanas, como promedio, los operadores marítimos manejan allí tanta mercancía como la que pasa a lo largo un año entero por la suma de los cinco puertos gallegos de interés general para el Estado: el ferrolano ya citado, más los de Vigo, A Coruña, Vilagarcía y Marín.

Quien quiera visitar el recinto puede desplazarse hasta el mismo sorteando rascacielos -el último censo los cifra en 4.000- y, no sin ciertas dificultades de comunicación con sus conductores, a bordo de alguno de los 45.000 taxis registrados oficialmente dentro del área. Muchos de esos pilotos viven en parte de acercar a los turistas hasta los establecimientos especializados en la venta de copias de artículos de marcas de prestigio, que se cuentan por cientos. «Aquí lo único original que vendemos es una imitación. Las tenemos de toda clase y calidad», cuenta entre risas una guía local que ante los europeos le gusta presentarse como Anna. En el paraíso de las compras fraudulentas, «todo gira» en torno al río Amarillo, explica antes de sentenciar: «Somos un poco raros; solo para la Exposición Universal hemos construido 50 kilómetros de autopista y varias líneas de metro. Seguro que eso le sorprende. Bueno, eso y que la Pepsi aquí es azul, como la Coca-Cola es roja».