Ordóñez entrega CajaSur a la BBK y trata de salvar el SIP de Cajastur y la CAM
ECONOMÍA
Diez alianzas siguen sin cerrarse y en alerta por el nuevo decreto ley del Gobierno sobre cajas de ahorros
17 jul 2010 . Actualizado a las 02:17 h.La compleja reestructuración financiera mantiene al Banco de España en permanente taquicardia. El de ayer fue un día de vértigo. El supervisor se desayunó con la amenaza de ruptura del SIP que conforma la tercera caja española. El desacuerdo entre la valenciana CAM y Cajastur radica en el liderazgo del presidente de la entidad asturiana, Manuel Menéndez, que ocuparía el puesto de consejero delegado.
El equipo de Fernández Ordóñez citó con urgencia a Cajastur y CAM para limar asperezas y conminó a los valencianos a «resolver sus diferencias» con los asturianos, que por la mañana daban por roto el SIP, donde también se integran Caja Cantabria y Caja Extremadura, y que suma 279.688 millones en activos. En Valencia, el consejo se negó a apoyarlo sin limitar antes el poder de Menéndez.
A media mañana, el Banco de España tomó otra decisión polémica: adjudicar la intervenida CajaSur (tutelada por el regulador desde el 22 de mayo) a la vizcaína BBK, contra las pretensiones del Gobierno andaluz, que apostaba por la malagueña Unicaja o la sevillana Cajasol. El consejero de Economía andaluz, Antonio Ávila, lamentó que no se haya optado por una solución dentro de la comunidad, aunque admitió su «máximo respeto» por los «criterios técnicos» del regulador y se negó a «hablar de fracaso». La Junta intentó que Unicaja y Cajasol hiciesen una oferta conjunta, pero no lo logró. Como tampoco consiguió crear la gran caja andaluza (Unicaja se fusionó con Caja Jaén; y Cajasol con Caja Guadalajara).?
Hacia la fusión de las vascas
El Gobierno de Ajuria Enea se felicitó por la integración e insinuó que puede ser un revulsivo para su ansiada fusión de las tres cajas vascas. BBK, que no pudo hacerse con la otra entidad intervenida, la de Castilla-La Mancha, fue la que menos ayudas solicitó ahora al fondo de reestructuración (FROB) para salvar a CajaSur. Se limitó a un esquema de protección de activos que le cubra durante 5 años de las posibles pérdidas en la cartera de créditos de la entidad andaluza, hasta un máximo de 392 millones. La operación convierte a la caja bilbaína en la séptima de España, con 48.700 millones en activos y una red de 882 sucursales, volumen que augura un intenso adelgazamiento futuro. También ayer, Caixa Rural de Baleares y Cajamar anunciaron su fusión. De aprobarse, la entidad resultante sería la decimosexta en España, con 28.600 millones de activos, 5.100 empleados y 996 oficinas en 36 provincias.
Y en medio del hervidero de reacciones, al Banco de España le faltan aún por despejar las incógnitas abiertas por la nueva regulación del Gobierno para las cajas de ahorros, y que podría alterar el curso de muchas negociaciones. Hasta diez fusiones o integraciones virtuales (SIP) siguen sin cerrarse (entre ellas la gallega, la de Caja Madrid, las tres catalanas, las dos andaluzas y las que lideran Murcia, la CAI o Cajastur). El decreto autoriza a las cajas a emitir cuotas participativas como mecanismo para capitalizarse. Pero bajo el paraguas de esa supuesta ayuda al sector y complemento al FROB, la norma marca un nuevo camino para la renovación de los órganos de gobierno, y define tanto su mayor profesionalización como los límites de los Ejecutivos autónomos para estar presentes en los órganos rectores de las cajas. Y no aclara su afección concreta a todos los procesos de alianza en marcha.