Un inesperado frenazo del PIB nipón alimenta los temores de una segunda recesión en el país del sol naciente
17 ago 2010 . Actualizado a las 00:17 h.Era solo cuestión de tiempo. Con los Juegos Olímpicos de Pekín, China se colgó el bronce de la economía mundial que había pertenecido durante décadas a Alemania. Ahora, con la Exposición Universal de Shanghái, le arrebata la plata a Japón. Ha costado, pero ya es oficial: el archipiélago nipón no ha conseguido estar a la altura de las expectativas, que preveían un crecimiento del 2,3% en el segundo trimestre del año, y se ha quedado en un 0,4% sobre el año anterior y en una décima si se compara con el primer cuarto del año.
China, sin embargo, no da tregua. Después de haber crecido un 11,1% en la primera mitad del año (un 10,3% en el segundo trimestre) el Gran Dragón se ha convertido en la segunda economía mundial. De abril a junio su producto interior bruto ha alcanzado los 1,03 billones de euros, mientras que Japón se ha quedado en el billón raspado. Y no hay duda de que Pekín busca el oro. Según diferentes previsiones, realizadas por organismos tan diversos como el Banco Mundial, Goldman Sachs o el Fondo Monetario Internacional, el gigante asiático podría alcanzar lo más alto del podio económico entre el 2025 y 2030.
No es de extrañar. Ya es el principal exportador mundial, el mercado automovilístico más importante, el país que más bienes produce, el más contaminante y, según la Agencia Internacional de la Energía, este año se ha convertido también en el territorio que más kilovatios engulle. En cifras absolutas, claro. Todavía, cada chino consume una cuarta parte de energía que un estadounidense y algo menos de un tercio de la que necesita un europeo. Lo mismo sucede con la renta per cápita: cada japonés se embolsa todavía lo mismo que una decena de chinos.
Profundos cambios
Pero no se puede olvidar que, desde que Deng Xiaoping inició las profundas reformas económicas que han dado como resultado una China que combina el comunismo político con la economía de mercado, el mundo ha cambiado. Más de 400 millones de personas han dejado atrás la pobreza, y la calidad de vida es notablemente superior a la de vecinos como la India, Bangladés o Vietnam. Gracias a tres décadas en las que China ha crecido a una media que coquetea con el 10%, la transformación del Gran Dragón está llamada a ser la más importante del planeta.
Mientras tanto, Japón languidece. Los datos hechos públicos ayer para el período de abril a junio son muy inferiores a los registrados en los tres primeros meses del año, cuando la entonces segunda potencia mundial sacó pecho y expandió su economía un 4,4% sobre los datos del 2009, y un 1,1% sobre el último cuarto del año pasado, y demuestran que el fantasma de la recesión todavía planea sobre el archipiélago.
Ida y vuelta
Algunos medios de comunicación hablan ya de la temida recuperación en W. Aunque Japón fue una de las primeras economías desarrolladas en abandonar hace un año los números rojos, después de la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, ahora podría volver a hundirse en el fango. Justo cuando Alemania saca a relucir su músculo y Estados Unidos se aferra a un moderado optimismo. En cualquier caso, el Ejecutivo nipón mantiene su previsión en números negros para el ejercicio actual. Pero no solo el crecimiento es un problema. La deuda de Tokio hace palidecer la de Grecia y duplica ya su producto interior bruto.
Hay más. A pesar de que la tasa de desempleo ha cedido terreno y abandona récords, el consumo privado, que supone el 60% de la riqueza del país, no ha crecido de abril a junio. Así, no es de extrañar que el país continúe su coqueteo con la deflación. Además, la fortaleza de la divisa japonesa, el yen, que se mantiene en el máximo de hace 15 años, resta competitividad a sus exportaciones en favor de las chinas y las surcoreanas, un hecho que no se compensa con la rebaja en el precio de las importaciones, a pesar de la gran importancia que tienen en el archipiélago.